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Jeremías 41:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

5 ochenta hombres procedentes de Siquem, Siló y Samaria marcharon a Mizpa para adorar en el templo del Señor. Se habían rasurado la barba, habían rasgado sus vestiduras y herido sus cuerpos; y traían ofrendas y perfumes delicados.

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Biblia Reina Valera 1960

5 que venían unos hombres de Siquem, de Silo y de Samaria, ochenta hombres, raída la barba y rotas las ropas, y rasguñados, y traían en sus manos ofrenda e incienso para llevar a la casa de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 llegaron ochenta hombres de Siquem, de Silo y de Samaria para adorar en el templo del Señor. Venían con sus barbas afeitadas, con las ropas rasgadas y con cortaduras que se habían hecho en el cuerpo. También traían consigo incienso y ofrendas de grano.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 llegaron de Siquem, de Silo y de Samaria, ochenta hombres con la barba cortada, la ropa hecha tiras y el cuerpo cubierto de cortaduras, que traían ofrendas e incienso que querían presentar en el Templo de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 sucedió que vinieron ciertos hombres de Siquem, de Silo y de Samaria, unos ochenta hombres, con sus barbas raídas, sus vestidos rasgados y sus carnes sajadas, que traían consigo ofrendas e incienso para presentarlos a la Casa de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 llegaron ochenta hombres de Siquén, de Siló y de Samaría, con la barba rapada, los vestidos rasgados y cubiertos de incisiones, con oblaciones e incienso, para ofrecerlos en el templo de Yahveh.

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Jeremías 41:5
28 Tagairtí Cros  

Luego llegaron a salvo a Siquén, en Canaán, y acamparon fuera de la ciudad.


Y la vio Siquén hijo de Jamor, el jefe de los heveos. Entonces la agarró a la fuerza y la violó.


Un día los hermanos de José llevaron los rebaños de su padre a Siquén, para apacentarlos allí.


Entonces Janún hizo capturar a los mensajeros de David y ordenó que les afeitaran la mitad de la barba y le cortaran las vestiduras a la altura de las nalgas. Luego los envió de regreso semidesnudos.


La proclamación de Roboán como rey se celebró en Siquén. Todos los israelitas asistieron a la ceremonia de coronación.


Jeroboán entonces edificó la ciudad de Siquén, en la región montañosa de Efraín, y la convirtió en su capital. Más tarde construyó Peniel.


Omrí le compró a un tal Sémer el monte de Samaria por sesenta y siete kilos de plata, y edificó allí una ciudad, a la que llamó Samaria en honor de Sémer.


El rey Asá llevaba treinta y ocho años de reinado en Judá, cuando Acab comenzó a reinar sobre Israel; y Acab reinó durante veintidós años, en Samaria.


Incendió el templo del Señor, el palacio y todas las demás casas de la ciudad.


Entonces el rey Janún apresó a los mensajeros que había enviado David. Luego, para avergonzarlos, les hizo cortar la barba, y rasgar sus vestidos a la altura de las nalgas, y así los hizo regresar a su tierra.


Porque tú pueblo ama cada piedra de sus muros y se enternece por cada grano del polvo de sus calles.


Entonces abandonó su tabernáculo que estaba en Siló, en donde había morado entre los hombres,


Tu pueblo en Dibón irá doliente a sus templos para llorar por el destino de Nebo y Medeba. En señal de duelo se rasurarán la cabeza y se cortarán la barba.


Tanto los grandes como los pequeños morirán en esta tierra, insepultos y sin haber quien los llore. Sus amigos no se harán heridas ni se raparán la cabeza en señal de dolor, como es la costumbre.


Al día siguiente, antes que nadie se enterara de lo ocurrido,


Arrasadas serán las ciudades de Gaza y Ascalón, y quedarán convertidas en ruinas. Descendientes de Anac, ¡cuán grande será su llanto y su duelo!


Angustiados, los hombres se rasuran la cabeza y la barba, se hieren el cuerpo y visten saco penitencial.


Vayan a Siló, la ciudad que primero honré con mi nombre, y vean lo que le hice por culpa de la maldad de mi pueblo Israel.


No finjan arrepentimiento rasgándose la ropa, sino vuélvanse al Señor su Dios con un corazón lleno de arrepentimiento sincero. Porque él es un Dios amoroso y bueno, que no se enoja fácilmente. Él los ama mucho y le duele castigarlos.


»Puesto que ustedes son el pueblo de Dios, no se harán heridas en el cuerpo, ni se raparán las cabezas para asistir a funerales.


Los huesos de José que el pueblo de Israel había traído consigo desde Egipto, fueron sepultados en Siquén, en la parcela que Jacob había comprado por cien piezas de plata a los hijos de Jamor, situada en el territorio asignado a las tribus de los hijos de José.


Así que la tribu de Dan adoró los ídolos de Micaías mientras el Tabernáculo permaneció en Siló.


Un día Abimélec, hijo de Gedeón, visitó a sus tíos, los hermanos de su madre, en Siquén.


Todos los años era igual: Penina se burlaba y se reía de ella cuando iban a Siló, y la hacía llorar tanto que Ana no podía comer.


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