Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Jeremías 38:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

20 Jeremías respondió: ―Basta con que obedezcas al Señor y no caerás en manos de ellos; tu vida será respetada y todo te saldrá bien.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

20 Y dijo Jeremías: No te entregarán. Oye ahora la voz de Jehová que yo te hablo, y te irá bien y vivirás.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

20 —Si eliges obedecer al Señor, no serás entregado a ellos —contestó Jeremías—, sino que salvarás tu vida y todo te irá bien;

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Replicó Jeremías: 'Los caldeos no te entregarán a ellos. Haz lo que Yavé te dice por mi boca; te resultará bien, y con vida quedarás.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

20 Pero Jeremías le respondió: No te entregarán. Oye ahora la voz de YHVH en lo que te digo, y te irá bien y vivirás.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 'No te entregarán -replicó Jeremías-. Escucha, pues, la voz de Yahveh en lo que te digo, y te irá bien y así salvarás tu vida.

Féach an chaibidil Cóip




Jeremías 38:20
20 Tagairtí Cros  

Pero si dices que eres mi hermana, los egipcios me tratarán bien debido a su interés por ti, y me dejarán con vida».


Más bien déjenme ir a aquella pequeña ciudad que está más cerca de aquí, para salvar mi vida. En realidad es una ciudad muy pequeña.


A la mañana siguiente, bien de madrugada, salieron hacia el desierto de Terna. En el camino, Josafat se detuvo y dijo: «Pueblo de Judá y de Jerusalén, escuchen: ¡Crean en el Señor, el Dios de ustedes, y tendrán éxito! ¡Crean a sus profetas, y les irá bien!».


mi padre me enseñaba y me decía: «Guarda en tu corazón mis palabras, obedece mis mandamientos, y vivirás.


Obedece mis mandamientos y vivirás; cuida mis enseñanzas como la niña de tus ojos.


Acudan a mí, y presten atención. Escuchen, porque está en juego su vida. Dispuesto estoy a firmar un pacto permanente con ustedes: hacer efectivas las promesas que le hice a David, mi rey amado.


Pues cuando los liberé de la esclavitud de Egipto les dije que si me obedecían y hacían cuanto yo les mandara, ellos y sus descendientes me pertenecerían y yo sería su Dios.


Pero sus antepasados no lo hicieron, ni siquiera se dignaron poner atención a lo que les decía. Cada uno hizo lo que le dio la gana, guiado por su terquedad. Y como se negaron a obedecer, les apliqué los castigos estipulados en el convenio.


Pero si dejan de cometer tantas maldades y comienzan a seguir las instrucciones del Señor su Dios, él revocará todo el castigo que ha anunciado contra ustedes.


Pero si rehúsas rendirte, el Señor ha dicho que todas las mujeres que queden en tu palacio serán sacadas y entregadas a los oficiales del ejército babilónico; y estas mujeres se burlarán de ti amargamente. “¡Qué amigos tienes!” dirán, “¡qué egipcios esos! ¡Te traicionaron y te entregaron a tu destino!”.


Lo que les dije fue: ¡Sigan mis instrucciones y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo; basta que hagan lo que les indico y todo les saldrá bien!


»¡Oh, rey Nabucodonosor, escúcheme, deje de cometer injusticias; haga lo que es recto, ponga fin a sus maldades, muestre misericordia a los pobres! Quizás entonces seguirá viviendo con prosperidad.


El Señor le dice al pueblo de Israel: «¡Acudan a mí y yo protegeré sus vidas!


¡Acudan al Señor y él protegerá sus vidas! Si no lo hacen, él vendrá sobre Israel como fuego y lo consumirá, y ninguno de los ídolos de Betel en los que ustedes tanto confían podrá apagar ese fuego.


Pablo le respondió: ―Le pido a Dios que, sea en poco o en mucho tiempo, usted y todos los que hoy me están escuchando sean como yo; pero por supuesto, sin estas cadenas.


Impulsados por este temor reverencial al Señor, tratamos arduamente de persuadir a otros. Dios sabe que nuestros corazones son sinceros en cuanto a esto, y espero que ustedes lo sepan también.


Somos embajadores de Cristo. Dios les habla a ustedes por medio de nosotros: «En el nombre de Cristo les rogamos, ¡reconcíliense con Dios!».


Como colaboradores de Dios les suplicamos que no desechen su amor.


Pongan en práctica la palabra y no se limiten a sólo escucharla pues de otra manera se engañan ustedes mismos.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí