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Jeremías 37:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

17 pero al fin el rey Sedequías lo mandó a llevar secretamente al palacio. El rey le preguntó si había recibido algún mensaje reciente del Señor. ―Sí —dijo Jeremías—, lo he recibido. ¡Serás derrotado por el rey de Babilonia!

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

17 el rey Sedequías envió y le sacó; y le preguntó el rey secretamente en su casa, y dijo: ¿Hay palabra de Jehová? Y Jeremías dijo: Hay. Y dijo más: En mano del rey de Babilonia serás entregado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Más tarde, a escondidas, el rey Sedequías pidió que Jeremías fuera al palacio y allí el rey le preguntó: —¿Tienes algún mensaje de parte del Señor? —¡Sí, lo tengo! —dijo Jeremías—. Serás derrotado por el rey de Babilonia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 El rey Sedecías mandó a buscarlo y lo interrogó en secreto, en su palacio: '¿Acaso tienes una palabra de Yavé?' 'Sí', respondió Jeremías, y agregó: 'Serás entregado en manos del rey de Babilonia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 El rey Sedequías lo mandó buscar, y una vez en su casa, le preguntó secretamente: ¿Hay palabra de YHVH? Jeremías respondió: Hay; y añadió: Serás entregado en mano del rey de Babilonia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 El rey Sedecías envió a buscarlo. Luego lo interrogó en privado en su palacio y le dijo: '¿Hay alguna palabra de parte de Yahveh?'. 'La hay', dijo Jeremías. Y añadió: 'Serás entregado en mano del rey de Babilonia'.

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Jeremías 37:17
25 Tagairtí Cros  

Cuando llegaron, el rey le preguntó a Micaías: ―Micaías, ¿subiremos a atacar a Ramot de Galaad, o no? ―¡Sí, por supuesto! ¡Sigan adelante! —le dijo Micaías—. Tendrás una gran victoria, porque el Señor te hará vencedor.


―¿Cuántas veces debo decirte que me digas solamente lo que el Señor te ha dicho? —le exigió el rey.


Lo obligaron a presenciar cómo mataban a sus hijos, y luego le sacaron los ojos y se lo llevaron atado con cadenas a Babilonia.


¡Tú sabes, Señor, cómo ante ti he intercedido por ellos, cómo te he suplicado que libres a estos enemigos míos cuando estaban en apuros!».


Y finalmente entregaré al propio rey Sedequías y a todo el resto que haya quedado en la ciudad en poder del rey Nabucodonosor de Babilonia, para que los mate sin piedad ni misericordia.


Pero los higos podridos representan a Sedequías, rey de Judá, sus funcionarios y el resto de Jerusalén que se ha quedado en este país; también a los que se fueron a vivir en Egipto. Los trataré como a higos podridos que no sirven para nada, dice el Señor.


Los pastores y demás líderes no hallarán dónde esconderse ni por dónde escapar.


Sin embargo, el rey Sedequías envió a Jucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maseías, a pedirle a Jeremías que orara por ellos.


Y el rey Sedequías estuvo de acuerdo. ―Está bien —dijo—, hagan como les parezca más conveniente; no puedo impedírselos.


Pero los soldados caldeos los descubrieron y persiguieron, capturando al rey Sedequías en unos campos cerca de Jericó, pues todo su ejército se había desbandado.


¡Calamidad tras calamidad caerán sobre ti; dolor sobre dolor, desastre tras desastre! Anhelarás a algún profeta que pueda guiar a tus habitantes, pero no lo hallarás.


Luego Balán regresó con el rey y sus príncipes que estaban de pie junto a los altares. ―¿Qué te ha dicho el Señor? —le preguntó ansiosamente el rey.


Y ya que Herodes respetaba a Juan porque lo consideraba un hombre justo y santo, lo había arrestado para ponerlo a salvo. Aunque cada vez que hablaba con Juan salía turbado, le gustaba escucharlo.


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