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Jeremías 32:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

9 Compré entonces el campo, pagándole a Janamel doscientos cuatro gramos de plata.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero; diecisiete siclos de plata.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Así que compré el terreno en Anatot pagándole a Hanameel diecisiete piezas de plata.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 compré ese campo a mi primo Hanamel de Anatot y le pagué como precio diecisiete siclos de plata.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Compré pues de Hanameel, hijo de mi tío, la heredad que estaba en Anatot, y le pesé el dinero: diecisiete siclos de plata.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 así que compré el campo de Anatot a Janamel, hijo de mi tío, y le pesé el dinero: diecisiete siclos de plata.

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Jeremías 32:9
11 Tagairtí Cros  

Cuando los camellos terminaron de beber, el criado sacó un pendiente de oro, que pesaba unos seis gramos, y se lo puso a Rebeca en la nariz. También le colocó en los brazos dos brazaletes que pesaban ciento veinte gramos cada uno.


Cuando llegaron los comerciantes, sacaron a José de la cisterna y se lo vendieron por veinte monedas de plata. Los comerciantes siguieron el viaje llevando consigo a José hasta Egipto.


Cuando el rey pasó, el profeta lo llamó y le dijo: ―Señor, yo estaba en la batalla, y un hombre me entregó un prisionero y dijo: “Cuida a este hombre; si él se va, morirás, o me tendrás que dar treinta mil monedas de plata”.


En cambio, los gobernadores que habían estado antes de mí habían exigido alimento, vino y cuatrocientos ochenta gramos de plata, y habían puesto la población a merced de sus ayudantes, quienes los maltrataban. Pero yo obedecí a Dios y no actué de esa manera.


Si le agrada, dicte un decreto para que sean destruidos, y yo pagaré trescientos treinta mil kilos de plata, para que sean incorporados a la tesorería real, a fin de sufragar los gastos que esto demande.


»Pero si el buey cornea a un esclavo, hombre o mujer, el dueño pagará treinta monedas de plata al dueño del esclavo o de la esclava, y el buey se matará a pedradas.


¿Por qué gastar su dinero en alimento que no nutre? ¿Por qué pagar por víveres que no aprovechan? Escuchen y les diré dónde obtener buen alimento que fortalece el alma.


Habrás de sacar de esto una ración de doscientos cuarenta gramos por vez, una comida por día.


Así que la compré por ciento ochenta gramos de plata y trescientos sesenta litros de cebada,


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