Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Jeremías 31:40 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

40 Y toda la ciudad, inclusive el cementerio y el botadero de cenizas que se encuentra en el valle, será santa para el Señor, igual que todos los campos hasta el arroyo de Cedrón, y desde allí hasta la puerta de los Caballos en el lado oriental de la ciudad; nunca más la volverán a conquistar ni a destruir.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

40 Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los caballos al oriente, será santo a Jehová; no será arrancada ni destruida más para siempre.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

40 y el área entera —incluidos el cementerio y el basurero de cenizas en el valle, y todos los campos en el oriente hasta el valle de Cedrón y hasta la puerta de los Caballos— será santa al Señor. Nunca más la ciudad será conquistada ni destruida».

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

40 Y todo el valle de los muertos y de la ceniza, y los campos que limitan con el torrente de Cedrón hasta la esquina de la Puerta de los Caballos, al este, serán consagrados a Yavé. ¡Ya no volverán a ser destruidos ni declarados malditos!

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

40 Y todo el valle de los cadáveres y de las cenizas, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina del portal de los Caballos, hacia el oriente, estarán consagrados a YHVH. Nunca más será devastada ni destruida.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

40 Y todo el valle de los cadáveres y de la ceniza, y todos los campos hasta el torrente Cedrón, hasta el ángulo de la Puerta de los Caballos, al este, serán cosa santa para Yahveh. No se arrancará ni se destruirá nunca más.

Féach an chaibidil Cóip




Jeremías 31:40
23 Tagairtí Cros  

Hubo profunda tristeza en la ciudad cuando el rey y los que lo acompañaban salieron, cruzaron el arroyo de Cedrón, y se dirigieron hacia el campo.


Ellos la arrastraron hacia los establos del palacio, y allí la mataron.


A continuación derribó los altares que los reyes de Judá habían edificado en la azotea del palacio, sobre la sala de Acaz. Además destruyó los altares que Manasés había edificado en los dos atrios del templo del Señor. Los molió, y esparció el polvo por el valle de Cedrón.


Hizo quitar el abominable ídolo de Aserá del templo del Señor, y lo llevó a las afueras de Jerusalén, al arroyo de Cedrón. Allí lo quemó y lo redujo a polvo, y arrojó el polvo sobre la fosa común.


Así que la agarraron, la llevaron al palacio real por la puerta de la caballería, y ahí la mataron.


Los sacerdotes repararon la muralla desde la puerta de los Caballos, cada uno en la parte que quedaba frente a su casa.


Señor, aquí en tu templo meditamos en tu gran amor mientras te adoramos.


el Señor su Dios, el mismo que defiende a su pueblo: ¡Ya no volveré a tratarlos con ira, ni a castigarlos con severidad! ¡Todo eso se ha terminado!


Hoy comienza tu trabajo: prevenir a las naciones y a los pueblos del mundo. De acuerdo con mis palabras, expresadas por tu boca, yo derribaré a unos y los destruiré, y plantaré y cuidaré a otros, los fortaleceré y los engrandeceré.


Siempre que anuncie yo que una nación ha de ser tomada y destruida,


Por lo tanto, el Señor Dios de Israel dice respecto a esta ciudad: ¡Caerá ante el poder del rey de Babilonia mediante guerra, hambre y enfermedad!


Desenterrará sus huesos y los esparcirá por la tierra ante el sol, la luna y las estrellas, ¡dioses de mi pueblo, a quienes ellos han amado y adorado! Sus huesos no volverán a recogerse ni a enterrarse sino que serán esparcidos como estiércol en la tierra.


Él me hizo pasar entre ellos, y luego me dijo: ―Hombre mortal, ¿pueden estos huesos llegar a ser gente viva de nuevo?


Ellos vivirán en la tierra de Israel donde sus antepasados vivieron, la tierra que yo di a mi siervo Jacob. Ellos, sus hijos e hijas, y sus nietos y nietas, por todas las generaciones futuras. Y mi servidor David será su Príncipe para siempre.


Y jamás me volveré a alejar de ellos de ellos de nuevo, sino que derramaré mi Espíritu sobre ellos, dice el Señor Dios».


»La circunferencia total de la ciudad es de nueve kilómetros y cuatrocientos cincuenta metros. ¡Y el nombre de la ciudad será Dios Sama (Dios está allí)!».


Entonces se convencerán, por fin, que yo soy el Señor su Dios, y que habito en Sion, mi santo monte. Jerusalén será santa, y nunca más los extranjeros la volverán a invadir.


Y Jerusalén será de nuevo habitada por sus propios ciudadanos; en ella se gozará de paz y seguridad, y nunca más volverá a ser destruida.


»En aquel día habrá la siguiente inscripción en las campanillas de los caballos: “Consagrado al Señor”. Las ollas que se usan en el templo del Señor serán consideradas tan especiales y de uso exclusivo como las copas que se usan para esparcir la sangre frente al altar del sacrificio, en el templo.


Al terminar de orar, Jesús salió con sus discípulos y cruzó el arroyo de Cedrón. Al otro lado había un huerto al cual entraron.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí