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Jeremías 31:14 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

14 Festejaré a los sacerdotes con la abundancia de ofrendas que les llevarán al templo. Satisfaceré de la abundancia mía a mi pueblo, dice el Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Y el alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi pueblo será saciado de mi bien, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Los sacerdotes disfrutarán de la abundancia, y mi pueblo se saciará de mis buenos regalos. ¡Yo, el Señor, he hablado!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Daré a los sacerdotes harta manteca y mi pueblo quedará satisfecho con mis regalos, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Saciaré el alma de los sacerdotes con grosura, Y mi pueblo será saciado con mi benevolencia, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Saciaré a los sacerdotes con enjundia y mi pueblo se hartará de mis bienes -oráculo de Yahveh-.

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Jeremías 31:14
32 Tagairtí Cros  

Y ahora, Señor Dios, levántate y entra en este lugar de descanso que es tuyo, donde ha sido colocado el cofre de tu poder. Haz que tus sacerdotes, Señor Dios, sean revestidos de salvación, y haz que tus santos se regocijen en tus bondadosas proezas.


El pueblo y los levitas estaban obligados a llevar estas ofrendas de trigo, vino nuevo y aceite de oliva, y colocarlas en los almacenes del templo. Allí es donde se guardan los utensilios sagrados, y donde se quedan los sacerdotes, los porteros y los cantores del coro, cuando están de turno. Fue así como nos comprometimos a no descuidar el templo de nuestro Dios.


Porque él satisface al sediento y llena de bien al hambriento.


Vestiré de salvación a sus sacerdotes; sus fieles cantarán de júbilo.


Tus sacerdotes se vestirán de salvación; ¡que tus siervos fieles canten de gozo!


Pero yo en justicia contemplaré tu rostro; me bastará con verte cuando despierte.


Los alimentas con las delicias de tu mesa y les das a beber de tus ríos deleitosos.


¡Te he visto en tu santuario y he contemplado tu fortaleza y gloria,


Tú dejas mi alma más satisfecha que un delicioso banquete; te alabarán mis labios con gran júbilo.


Paso la noche despierto en mi lecho pensando en ti,


¡Dichosos aquellos a los que tú escoges y acercas a ti, para que vivan en tus atrios! ¡Qué gozo nos espera en medio de todo lo bueno que allí hay!


La justicia marcha delante de él para abrir el camino a sus pasos.


Llénanos con tu amor por la mañana, y toda nuestra vida cantaremos de alegría.


Aquí estoy en mi huerto, amada mía, novia mía. Reúno la mirra con las especias mías y como mi panal con la miel. Bebo mi vino con mi leche. ¡Oh, amado y amada, coman y beban! ¡Sí, beban hasta saciarse!


Aquí en el monte Sion en Jerusalén, el Señor Todopoderoso brindará un admirable festín para todos los habitantes del mundo: habrá deliciosos manjares, vinos claros añejados y la mejor carne.


Ustedes serán llamados sacerdotes del Señor, ministros de Dios. Se nutrirán de los tesoros de las naciones y en sus riquezas se gloriarán todos ustedes.


Porque he dado reposo a los fatigados y gozo a los afligidos.


Entonces esta ciudad será honra para mí, me dará gozo y será para mí fuente de reconocimiento y gran fama ante todas las naciones de la tierra. Los pueblos del mundo verán el bien que le hago a mi pueblo y estarán asombrados de todos los bienes que les concederé a Judá e Israel.


Y traeré a Israel de regreso a su patria, para que coma en los campos del Carmelo y Basán, y vuelva a ser feliz en el monte de Efraín y en el de Galaad.


Sí, les daré buenos pastos sobre los altos montes de Israel. Allí se recostarán en paz y apacentarán en ricos pastos en seguridad.


Aunque todavía no tienen alimentos en los graneros, y aunque aún las vides, las higueras, los granados y los olivos no dan frutos, les prometo que a partir de hoy no les faltará nada, pues les voy a regalar con abundancia de todo”».


¡Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque quedarán satisfechos!


Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos porque pertenecemos a Cristo.


De Neftalí dijo: «Oh Neftalí, estás satisfecho con todas las bendiciones del Señor. Las costas del Mediterráneo y el Néguev son tu hogar».


Pero ustedes son una familia escogida, son sacerdotes reales y son una nación santa. Son un pueblo que Dios compró para que anuncien sus obras extraordinarias; él fue quien los llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.


Así formaste un reino de sacerdotes que sirven a nuestro Dios y reinarán sobre la tierra».


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