Jeremías 23:14 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 200814 ¡Pero peores aún son los profetas de Jerusalén! Las cosas que hacen son horribles; cometen adulterio y se deleitan en sus malas acciones. Animan y aplauden a los malhechores en vez de advertirles de las consecuencias de sus malas acciones. Esos profetas son totalmente depravados, como lo eran los hombres de Sodoma y Gomorra. Féach an chaibidilTuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 196014 Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban en mentiras, y fortalecían las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese de su maldad; me fueron todos ellos como Sodoma, y sus moradores como Gomorra. Féach an chaibidilBiblia Nueva Traducción Viviente14 ¡Pero ahora veo que los profetas de Jerusalén son aún peores! Cometen adulterio y les encanta la deshonestidad. Alientan a los que hacen lo malo para que ninguno se arrepienta de sus pecados. Estos profetas son tan perversos como lo fue la gente de Sodoma y Gomorra». Féach an chaibidilBiblia Católica (Latinoamericana)14 Luego vi cosas horrorosas en los profetas de Jerusalén: adulterio, apego a la mentira. Apoyan a los perversos de tal manera, que nadie se arrepiente de su maldad. Para mí son todos ellos como Sodoma, y los habitantes son como los de Gomorra. Féach an chaibidilLa Biblia Textual 3a Edicion14 Entre los profetas de Jerusalem he visto algo horrible: Adúlteros y mentirosos que apoyan a los malvados, Para que nadie se convierta de su maldad. Todos ellos se me han hecho como Sodoma, Y sus habitantes como Gomorra. Féach an chaibidilBiblia Serafín de Ausejo 197514 Pero en los profetas de Jerusalén observé algo monstruoso: cometer adulterio y proceder con mentira, fortalecer las manos de los malvados, sin que nadie se convierta de su maldad. Para mí, todos ellos son como Sodoma, y sus habitantes, como Gomorra. Féach an chaibidil |
Entonces el Señor dijo: ¡Pues falso es todo eso que andan diciendo! ¡Profetizan falsamente como si yo los hubiera enviado! Yo no los envié ni les ordené hablar ni les di mensaje alguno. Profetizan de visiones y revelaciones que jamás vieron ni oyeron, proclaman necedades inventadas en su mentiroso corazón.
Los jueces son corruptos, pues reciben dinero para juzgar a favor de los ricos; los sacerdotes enseñan sólo si se les paga, y los falsos profetas le ponen precio a sus mensajes. Y como si esto fuera poco, mal usan el nombre del Señor, diciendo: «¡El Señor está entre nosotros! ¡Ningún mal nos puede acontecer!».