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Jeremías 21:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

5 y yo mismo pelearé contra ustedes, porque estoy muy enojado.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Pelearé contra vosotros con mano alzada y con brazo fuerte, con furor y enojo e ira grande.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Yo mismo pelearé contra ti con mano fuerte y brazo poderoso porque estoy muy enojado. ¡Me has puesto furioso!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Y yo mismo pelearé contra ustedes a mano limpia y con la camisa arremangada, con rabia, con ira y con gran indignación.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 y Yo mismo pelearé contra vosotros con mano extendida y con brazo fuerte, lleno de ira, con ardiente indignación y con grande enojo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Yo mismo pelearé contra vosotros con mano extendida y brazo fuerte, con ira, furor y saña,

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Jeremías 21:5
21 Tagairtí Cros  

Por lo tanto, diles a los descendientes de Israel que usaré todo mi poder y realizaré grandes milagros, para sacarlos de la esclavitud y hacerlos libres.


Que si yo quisiera, hubiera podido usar todo mi poder para mandar una peste que acabara con todos los egipcios de una vez,


Yo no los ayudaré, tropezarán como prisioneros y yacerán entre los muertos. Y aún así no estará satisfecha mi ira, sino que aún tendré el puño listo para golpearlos.


Por eso está encendida contra su pueblo la ira del Señor, por eso ha extendido su mano para aniquilarlos. Temblarán las colinas y los cadáveres podridos de su pueblo serán echados como basura a las calles. Pero aún así no se aplaca su ira, todavía levanta su mano sobre ellos.


¡Pero ellos volvieron a rebelarse y ofendieron a su Santo Espíritu! Por eso se transformó él en su adversario y los combatió personalmente.


Por eso el Señor no se complace en sus mancebos, y no se apiada siquiera de las viudas ni de los huérfanos, pues todos son malvados, mentirosos de inmunda boca. Por eso es que aún no está satisfecha su ira y su puño está aún listo para aplastarlos a todos.


Manasés contra Efraín, Efraín contra Manasés, y ambos contra Judá. Pero ni aun después de todo esto se satisface la ira de Dios. Aún pende sobre ellos su mano para aplastarlos.


«¡Oh Señor Dios! Tú hiciste los cielos y la tierra con tu gran poder; no hay para ti nada demasiado difícil.


Pero aun así, yo traeré de nuevo a mi pueblo de regreso desde todos los países en donde mi furia los habrá esparcido. Los traeré a esa misma ciudad y haré que vivan en paz y seguridad.


Quizá todavía se vuelvan de sus malas conductas y le pidan al Señor perdón antes que sea demasiado tarde, aunque ya se les hayan echado estas predicciones de castigo de Dios.


Aunque destruyeras a todo el ejército babilónico, aunque sólo quedara un puñado de sobrevivientes que yacieran heridos en sus tiendas, aún así saldrían tambaleantes de sus tiendas, te derrotarían y prenderían fuego a esta ciudad.


Sus enemigos se adueñarán de sus casas, campos y mujeres. Pues voy a castigar al pueblo de este país, ha dicho el Señor.


Deshizo todo el poderío de Israel cuando dio rienda suelta a su cólera. No nos protegió más cuando el enemigo llegó a atacarnos. El Señor acaba con Israel por todos lados como si fuera un incendio fuera de control.


Yo arrancaré de tus manos las armas, los arcos y las flechas, y te dejaré desvalido.


Por eso el Señor Dios dice: Yo mismo estoy contra ustedes y los castigaré públicamente mientras todas las naciones vecinas observan.


Cuídense de no quebrantar el pacto del Señor su Dios. Si se fabrican ídolos, lo estarán quebrantando, porque el Señor, el Dios de ustedes, lo ha prohibido.


¿Dónde se informa de que algún dios hubiera sacado a una nación de la esclavitud por medio de plagas terribles, milagros poderosos, guerra y terror? Sin embargo, eso es exactamente lo que el Señor su Dios hizo por ustedes en Egipto ante sus mismos ojos.


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