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Jeremías 18:22 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

22 Deseo que se escuche en todas sus casas llanto amargo mientras súbitamente son asaltadas por los soldados, pues cavaron un hoyo para que yo cayera en él y han puesto trampas ocultas para atraparme y darme muerte.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

22 Óigase clamor de sus casas, cuando traigas sobre ellos ejército de repente; porque cavaron hoyo para prenderme, y a mis pies han escondido lazos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Que se escuchen gritos de dolor desde sus casas cuando los guerreros caigan súbitamente sobre ellos. Pues han cavado una fosa para mí y han escondido trampas a lo largo de mi camino.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Que se oigan salir gritos de sus casas cuando tú envíes, de repente, contra ellos, bandas de salteadores, ya que han cavado una fosa para cazarme y han escondido trampas por donde yo paso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Óigase clamor en sus casas, Cuando de repente traigas contra ellos salteadores;° Porque cavaron una fosa para atraparme, Y a mis pies han escondido lazos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 ¡Que se oiga un clamor desde sus casas cuando les traigas bandidos de repente! Pues cavaron una fosa para cazarme y pusieron trampas ocultas a mis pies.

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Jeremías 18:22
23 Tagairtí Cros  

Estos orgullosos que detestan tu verdad y tus leyes han cavado profundos pozos para que yo caiga.


Esos orgullosos me han tendido una trampa; han puesto los lazos de su red, han tendido trampas a lo largo de mi camino.


Yo le dije al Señor: «Tú eres mi Dios». Escucha, Señor, mi súplica por misericordia.


Mira a mi derecha y ve: nadie me tiende la mano. Nadie me ayuda; a nadie le interesa lo que me pase.


Mientras tanto, mis enemigos procuran matarme. Traman mi ruina, y se pasan el día planeando traiciones.


¡Bien pueden gritar aterrorizados, oh pueblo de Galín! Griten avisándole a Lais, pues se acerca el poderoso ejército. ¡Pobre Anatot, qué destino te espera!


¿Habrán de pagarme mal por bien? Han armado una emboscada para matarme, por más que yo te haya hablado bien de ellos y haya procurado defenderlos de tu cólera.


Sin embargo, por todos lados los oigo murmurar sus amenazas y tengo miedo. «Te vamos a acusar», dicen. Hasta los que eran mis amigos me vigilan, esperando que cometa un error fatal. «Él solo se meterá en la trampa», dicen, «y entonces lo atraparemos y nos vengaremos de él».


¡Que a ese mensajero le pase como a las ciudades de la antigüedad que Dios destruyó sin misericordia.


Entonces escuché un gran llanto y gemidos, como de parturienta primeriza. ¡Es el clamor de mi pueblo jadeante que suplica socorro, vencido por el enemigo!


Hay entre mi pueblo hombres perversos que acechan víctimas como lo hace un cazador oculto. Arman trampas y redes con mucha habilidad. ¿Y qué es lo que atrapan? ¡Personas!


¡Ay Jerusalén, orgullo de mi pueblo, vístete de luto y siéntate sobre cenizas a llorar amargamente como por la muerte de un hijo único, porque en seguida caerán sobre ti los ejércitos destructores!


»La trompeta sonará ordenando el ataque, se oirá el griterío de la guerra; caerán hasta las ciudades mejor fortificadas y las torres fuertes de la defensa.


Los fariseos se reunieron para tramar la manera de enredar a Jesús en sus propias palabras y hacerle decir algo que lo comprometiera.


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