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Jeremías 17:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 Y la magnífica herencia que les tenía reservada se les escapará de las manos, y los enviaré a servir como esclavos a sus enemigos en tierras lejanas. Porque han provocado mi gran cólera la cual será muy difícil de aplacar.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y perderás la heredad que yo te di, y te haré servir a tus enemigos en tierra que no conociste; porque fuego habéis encendido en mi furor, que para siempre arderá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 La herencia maravillosa que he reservado para ustedes se les escapará de las manos. Les diré a sus enemigos que los lleven cautivos a una tierra extranjera. Pues mi enojo arde como un fuego que quemará para siempre».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Tendrás que desprenderte de la propiedad que te había regalado, y te haré esclavo de tus enemigos en una tierra desconocida, porque has encendido el fuego de mi ira, que quemará eternamente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Tú misma serás privada de la herencia que te di, Y en una tierra que no conoces, te haré esclavo de tus enemigos; Porque habéis encendido en mi ira un fuego que arderá perpetuamente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Tendrás que soltar tu mano de la herencia que te había dado, y te haré esclavo de tus enemigos en un país que no conoces; pues fuego se ha encendido en mi ira que arderá eternamente.

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Jeremías 17:4
34 Tagairtí Cros  

yo arrancaré al pueblo de Israel de esta tierra que les he dado. Los arrancaré de este templo que he santificado para mi nombre y los echaré fuera de mi vista; e Israel será el centro de las burlas de las naciones, ejemplo y proverbio de un desastre repentino.


que está en la región de Jamat, y los hizo matar. Fue así como la gente de Judá fue sacada de su tierra y llevada cautiva a Babilonia.


Pero cuando todo iba bien, tu pueblo volvió a pecar, y una vez más dejaste que sus enemigos los vencieran. Pero cuando se volvían a ti y clamaban implorando tu ayuda, tú los oías desde el cielo y en tu maravillosa misericordia los librabas.


En el día maravilloso en que el Señor dé a su pueblo reposo de la pena y el temor, de la esclavitud y las cadenas,


Hace tiempo está lista la hoguera funeraria de Moloc, el dios asirio, listo el montón de leña. El aliento del Señor como fuego de volcán la encenderá.


Por eso está encendida contra su pueblo la ira del Señor, por eso ha extendido su mano para aniquilarlos. Temblarán las colinas y los cadáveres podridos de su pueblo serán echados como basura a las calles. Pero aún así no se aplaca su ira, todavía levanta su mano sobre ellos.


Pero oigan los que se iluminan con su propia luz y se calientan con su propio fuego; Dios los llenará de dolor toda la vida.


Y saldrán y mirarán los cadáveres de los que se rebelaron contra mí, porque el gusano de ellos no morirá jamás, el fuego de ellos no se apagará, y serán un repulsivo espectáculo para toda la humanidad.


Luego el Señor dijo: He abandonado a mi pueblo, mi propiedad; en manos de sus enemigos he entregado lo que más amo.


Haré que sus enemigos se los lleven como esclavos a una tierra donde nunca han estado, porque han hecho explotar mi cólera y ahora sufrirán las consecuencias.


Por lo tanto yo los echaré de esta tierra y serán llevados a la fuerza a tierras extrañas en donde ni ustedes ni sus antepasados estuvieron antes, y allá rendirán homenaje a sus ídolos. ¡Y no esperen que los perdone!


Señor, tú conoces todos sus planes homicidas en contra mía. No los perdones, no te hagas el disimulado ante tanta perversidad, sino hazlos morir ante tu presencia. ¡Encárgate de ellos como se merecen!


¿Por qué se ha convertido Israel en nación de esclavos? ¿Por qué lo conquistan y lo llevan lejos? ¿Acaso nació para eso?


Estoy listo a juzgarte por el mal que estás cometiendo. ¡Pronto! ¡Haz justicia a los que juzgas! Comienza a hacer lo justo antes que mi terrible enojo caiga sobre ti como un fuego que nadie puede apagar.


Este Jeconías es como plato quebrado y desechado. Él y sus hijos irán desterrados a tierras lejanas, igual como se desecha un plato quebrado.


Y cuando su pueblo pregunte: «¿Por qué nos hace esto el Señor, nuestro Dios?» les responderán: «Ustedes lo rechazaron y se entregaron a otros dioses en su tierra, y ahora tendrán que ser esclavos de extranjeros en sus tierras».


¿He de estarme con los brazos cruzados tolerando esta situación?, pregunta el Señor. ¿No he de castigar a un país que vive en esta situación?


Así que el Señor Dios dice: ¡Mi ira, sí, mi cólera derramaré sobre este sitio: personas, animales, árboles y plantas serán consumidos por el fuego de mi ira, que nadie podrá apagar!


¿Acaso no los conmueve a todos ustedes los que pasan? Miren y juzguen si hay dolor como el mío, el que el Señor me ha causado en el día de su gran enojo.


Nuestras posesiones ahora las tienen extranjeros, nuestras casas son habitadas por forasteros.


Descargaré mi cólera de tal manera que parecerá un fuego avasallador; y los entregaré en manos de hombres crueles, experimentados en la destrucción.


Aplastaré el orgullo de Jerusalén trayendo a las peores naciones para ocupar sus hogares, destruir las fortificaciones de las que están tan orgullosos los israelitas y contaminar el templo.


»El Señor hará que seas derrotado por tus enemigos. Marcharás gloriosamente a la batalla, pero huirás delante de tu enemigo en completa confusión y serás causa de espanto entre todas las naciones de la tierra.


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