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Jeremías 17:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

18 Acarréales confusión y congojas a cuantos me persiguen, y a mí dame paz. ¡Sí, doble destrucción para ellos!

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Biblia Reina Valera 1960

18 Avergüéncense los que me persiguen, y no me avergüence yo; asómbrense ellos, y yo no me asombre; trae sobre ellos día malo, y quebrántalos con doble quebrantamiento.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Haz que se avergüencen y se desalienten todos los que me persiguen, pero no dejes que sea yo el avergonzado y el desalentado. Haz que caiga sobre ellos un día de terror. ¡Sí, haz que caiga sobre ellos doble destrucción!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 ¡Que sean humillados mis perseguidores y no yo; que ellos tiemblen de miedo, no yo! Desata sobre ellos todas las calamidades, aplástalos bien aplastados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Avergüéncense quienes me persiguen, Pero no sea yo avergonzado, Sientan terror ellos y no yo; Trae sobre ellos el día malo, Y destrúyelos con doble destrucción.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Véanse avergonzados mis perseguidores, pero no sea yo avergonzado; sean aterrorizados ellos, pero no sea yo aterrorizado. Trae sobre ellos el día de la desgracia y destrúyelos con doble destrucción.

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Jeremías 17:18
21 Tagairtí Cros  

Me ataca sin tregua, embistiéndome como gigante.


Afrenta a quienes intentan matarme; recházalos y confúndelos.


Que les sobrevenga ruina súbita. Que caigan en su propia trampa, en la fosa que ellos cavaron para mí.


Sean avergonzados y humillados aquellos que tratan de aniquilarme. Huyan deshonrados aquellos que se deleitan en mis problemas.


Que sean humillados y confundidos los que procuran matarme. Que retrocedan avergonzados los que desean mi mal.


¡Señor, tú eres mi refugio: jamás me dejes quedar en vergüenza! ¡No me abandones!


Así que levántate, vístete y ve a decirles cuanto yo te mande. No les tengas miedo, mantén una postura firme ante ellos.


¡Oh Señor de los ejércitos, tú eres justo, tú conoces los pensamientos e intenciones de la gente! Fíjate en el corazón y los móviles de estos hombres. Dales su merecido por todos sus planes. De ti espero justicia.


En cuanto a mí respecta, tú conoces mi corazón, bien sabes cuánto anhelo serte fiel. ¡Sin embargo, soy pobre, oh Señor! ¡Señor, llévalos arrastrados como ovejas silenciosas al matadero! ¡Júzgalos, oh Dios!


Por tanto, diles esto: Día y noche lloraré amargamente; no puedo dejar de llorar porque mi pueblo ha sido traspasado por la espada de los enemigos y ahora yace en tierra mortalmente herido.


Les daré doble castigo por sus actos malvados, porque han corrompido mi tierra con sus detestables ídolos y todas sus malas acciones.


¡Oh Señor, esperanza de Israel, todos cuantos de ti se apartan serán deshonrados y avergonzados! Su futuro es muy mediocre, sólo cosas terrenales, porque han abandonado al Señor, quien es como una fuente de aguas dadoras de vida.


Señor, no quiero que alguna terrible calamidad caiga sobre tu pueblo. Tuyo y no mío es el plan, tuyo y no mío es el mensaje que les doy. ¡No soy yo quien quiere su condena!


Entonces el Señor me dijo: Ve y ponte de pie ante las puertas de la ciudad de Jerusalén, primero ante la puerta por donde entra y sale el rey, y luego ante cada una de las otras,


Pero el Señor está junto a mí como gran guerrero, y delante de él, el Poderoso, el Terrible, ellos no pueden hacer nada. No pueden derrotarme; serán avergonzados y completamente humillados, y sobre ellos caerá un castigo muy duro.


Oh, Señor, haz prosperar a los levitas y acepta la obra que ellos hacen para ti. Aplasta a los que son sus enemigos; y no dejes que se levanten nuevamente».


Hazle a ella lo que ella te hizo a ti, e imponle doble castigo a sus maldades. En la copa en que preparó bebida para otros, prepárale una bebida dos veces más fuerte.


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