Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Jeremías 15:15 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

15 Entonces Jeremías respondió: «¡Señor, tú sabes que es por amor a ti que padezco! Me persiguen porque les he comunicado tus mensajes. ¡No dejes que me maten! ¡Líbrame de sus garras y dales su merecido!

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

15 Tú lo sabes, oh Jehová; acuérdate de mí, y visítame, y véngame de mis enemigos. No me reproches en la prolongación de tu enojo; sabes que por amor de ti sufro afrenta.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Luego dije: —Señor, tú sabes lo que me sucede. Por favor, ayúdame. ¡Castiga a mis perseguidores! Por favor, dame más tiempo; no dejes que muera joven. Es por tu causa que sufro.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Yavé, acuérdate de mí y defiéndeme y véngame de mis perseguidores. No detengas más tu ira. Piensa que por tu causa soporto tantas humillaciones.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

15 ¡Oh YHVH, Tú lo sabes todo! Acuérdate de mí, y visítame, Y hazme justicia de mis perseguidores; No me arrebates a causa de tu gran paciencia,° Sabes que por ti soporto afrentas.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Tú lo sabes, Yahveh: acuérdate de mí y cuídame, véngame de mis perseguidores. No me dejes perecer a causa de tu paciencia, sabe que por ti soporto ultrajes.

Féach an chaibidil Cóip




Jeremías 15:15
42 Tagairtí Cros  

Y ordené a los levitas que se purificaran y que vigilaran las puertas con el fin de preservar la santidad del día de reposo. «¡Recuerda esta acción, Dios mío, y ten compasión de mí, según tu gran misericordia!».


Ellos proveyeron la leña para el altar en el tiempo propicio, y se ocuparon de los sacrificios y de las primicias de todas las cosechas. «¡Acuérdate de mí, Dios mío, y ten misericordia de mí!».


¡Dios mío, recuerda todo lo que he hecho por este pueblo y dame tu bendición!


Entonces oré: «¡Dios mío, no te olvides de Tobías, de Sambalat, de la profetisa Noadías, ni de los demás profetas que han tratado de intimidarme!».


Por eso dije: «No me lleves, Dios mío, a la mitad de mi vida; tú permaneces por todas las generaciones.


Cuando te compadezcas de tu pueblo, acuérdate también de mí, oh Señor; ven a mí con tu salvación.


¿Cuánto tendré que esperar hasta que castigues a quienes me persiguen?


Has probado mis pensamientos; aun de noche has examinado mi corazón. Has buscado dentro de mí sin hallar nada incorrecto y sabes que he dicho la verdad.


»¡Dame respiro, Señor! Deja que me restablezca y sonría otra vez antes que muera».


Por tu causa, cada día nos llevan a la muerte; nos tratan como oveja para el matadero.


Oh Señor, ¿no recuerdas lo fiel que te he sido y que siempre he procurado obedecerte en cuanto has mandado? Y rompió en grandes sollozos.


En cuanto a mí respecta, tú conoces mi corazón, bien sabes cuánto anhelo serte fiel. ¡Sin embargo, soy pobre, oh Señor! ¡Señor, llévalos arrastrados como ovejas silenciosas al matadero! ¡Júzgalos, oh Dios!


Entonces Jeremías dijo: «¡Qué tristeza tengo, madre mía! ¡Parece que nací sólo para sufrir y ser criticado por toda la gente! Porque donde quiera que voy me detestan. No soy ni acreedor pronto a cobrar una hipoteca ni deudor moroso, y sin embargo, todos me maldicen.


Lucharán contra ti como ejército sitiador contra una alta muralla. Pero no te vencerán porque yo estoy contigo para protegerte y librarte, dice el Señor.


Señor, no quiero que alguna terrible calamidad caiga sobre tu pueblo. Tuyo y no mío es el plan, tuyo y no mío es el mensaje que les doy. ¡No soy yo quien quiere su condena!


Señor, tú conoces todos sus planes homicidas en contra mía. No los perdones, no te hagas el disimulado ante tanta perversidad, sino hazlos morir ante tu presencia. ¡Encárgate de ellos como se merecen!


Pero el Señor está junto a mí como gran guerrero, y delante de él, el Poderoso, el Terrible, ellos no pueden hacer nada. No pueden derrotarme; serán avergonzados y completamente humillados, y sobre ellos caerá un castigo muy duro.


¡Oh Señor de los ejércitos, que conoces a los que son justos y examinas los más profundos pensamientos del corazón y la mente, permíteme ver tu venganza contra ellos! Porque en ti he confiado mis asuntos.


Ni una sola vez me has permitido decirles siquiera una palabra bondadosa, todo el tiempo he tenido que anunciarles desastre, horror y destrucción. Con razón se ríen y burlan de mí y convierten mi nombre en chiste de la familia.


¡Oh Señor, dales su merecido por todo el mal que me han hecho!


¡Persíguelos, Señor, en tu enojo y haz que caigan golpeados por la mala suerte!


El mundo entero los va a odiar a ustedes por causa de mí, pero el que se mantenga fiel hasta el fin será salvo.


Y cualquiera que haya dejado hogar, hermanos, hermanas, padre, madre, esposa, hijos, tierras, por seguirme, recibirá cien veces lo que haya dejado, aparte de recibir la vida eterna.


Todo el mundo los odiará por ser mis seguidores.


Queridos hermanos, nunca tomen venganza sino déjensela a Dios, porque así está escrito: «A mí me corresponde vengarme. Yo le daré su pago a cada quien, dice el Señor».


¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo? ¿El sufrimiento, la angustia, la persecución, el hambre, la pobreza, el peligro, las amenazas de muerte?


Impulsados por este temor reverencial al Señor, tratamos arduamente de persuadir a otros. Dios sabe que nuestros corazones son sinceros en cuanto a esto, y espero que ustedes lo sepan también.


Alejandro el herrero me ha hecho mucho daño. Que el Señor lo castigue.


Pero tú, cielo, regocíjate por lo que ha sucedido. Y regocíjense también los santos, los profetas y los apóstoles, porque al castigar a la gran ciudad, Dios les está haciendo justicia a ustedes».


Aquellas personas clamaban a gran voz: «Soberano Señor, santo y verdadero, ¿cuándo vas a juzgar a los habitantes de la tierra y cuándo vas a vengar nuestra muerte?».


Sansón oró al Señor y le dijo: «Oh Señor Dios, acuérdate de mí nuevamente, dame fuerzas sólo una vez más, para vengarme de los filisteos por la pérdida de mis ojos».


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí