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Jeremías 1:15 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

15 Yo llamo a los ejércitos de los países del norte para que se lancen sobre Jerusalén y la rodeen con sus ejércitos, y que hagan lo mismo con todas las demás ciudades de Judá.

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Biblia Reina Valera 1960

15 Porque he aquí que yo convoco a todas las familias de los reinos del norte, dice Jehová; y vendrán, y pondrá cada uno su campamento a la entrada de las puertas de Jerusalén, y junto a todos sus muros en derredor, y contra todas las ciudades de Judá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 ¡Escucha! Estoy llamando a los ejércitos de los reinos del norte para que vengan a Jerusalén. ¡Yo, el Señor, he hablado! »Establecerán sus tronos a las puertas de la ciudad; atacarán los muros de Jerusalén y a todas las demás ciudades de Judá.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Pues estoy llamando a todos los reinos del norte, palabra de Yavé. Aquí vienen y cada uno de ellos establece sus cuarteles frente a una de las entradas de Jerusalén, frente a sus murallas y frente a las ciudades de Judá.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Porque he aquí Yo convoco a todas las tribus de los reinos del norte, dice YHVH; y vendrán y pondrán cada uno su trono a la entrada de las puertas de Jerusalem,° así contra todos sus muros en derredor, como contra todas las ciudades de Judá.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 porque mira: yo estoy convocando a todas las tribus de los reinos del norte -oráculo de Yahveh-; vendrán, y pondrá cada uno su trono a la entrada de las puertas de Jerusalén, contra todos los muros que la rodean y contra todas las ciudades de Judá.

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Jeremías 1:15
24 Tagairtí Cros  

¡Oigan, escuchen el terrible escándalo que producen los ejércitos que vienen desde el norte! Las ciudades de Judá quedarán convertidas en guaridas de chacales.


Deja caer tu cólera sobre las naciones que no te obedecen, pues han causado tanto daño a Israel que lo han dejado convertido en triste páramo.


¡Vean los ejércitos que marchan desde el norte! ¿Dónde está tu rebaño, Jerusalén, el hermoso rebaño que te di a apacentar?


Y si rechazan la copa, diles: El Señor de los ejércitos dice que tienen que beber. ¡No pueden rehuirla!


El Señor declara que las alegres voces de los novios y las desposadas, y los jubilosos cánticos de los que traen ofrendas de gratitud al Señor se escucharán otra vez en esta tierra sentenciada. El pueblo cantará: «¡Rindan homenaje al Señor! ¡Porque es bueno y su capacidad de perdonar no tiene límites!». Y es que daré a esta tierra mayor felicidad y prosperidad de la que nunca tuvo.


Este es el mensaje del Señor que llegó a Jeremías cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, y todos sus ejércitos de todos los reinos que gobernaba, llegaron a combatir contra Jerusalén y las ciudades de Judá:


Volveré a llamar a los ejércitos de Babilonia que lucharán contra esta ciudad, la tomarán y la incendiarán. Y yo me encargaré de que las ciudades de Judá sean totalmente destruidas y queden desoladas, sin persona viva.


Todos los oficiales del ejército babilónico entraron y, triunfantes, se sentaron delante de la puerta principal de la ciudad. Nergal Sarézer estaba allí, con Samgar, Nebo Sarsequín y Nergal Sarézer, el hombre de confianza del rey, y muchos otros.


Adviertan a toda nuestra gente que el enemigo viene desde muy lejos gritando amenazas e insultos contra Jerusalén y las ciudades de Judá.


Envíen de Jerusalén este aviso: «¡Escapen ya, no se tarden!». Porque yo, el Señor, traigo desde el norte un terrible ejército contra ustedes.


y diles esto a la gente de Judá: El Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: No tengan la menor duda de que traeré a Egipto a Nabucodonosor, rey de Babilonia, pues él es mi siervo. Pondré su trono sobre estas piedras que he escondido; sobre ellas extenderá su pabellón.


Así es que hicieron hervir mi cólera y mi furia, las que solté contra ustedes y las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén como si fueran fuego, de modo que por eso allí hay desolación hasta el día de hoy.


Indefensa como muchachita es Egipto ante estos hombres del norte.


Miren, traeré contra ustedes una nación lejana, oh Israel, dice el Señor, nación poderosa, nación antigua cuya lengua no entiendes.


El Señor dice: ¡Vean los ejércitos que marchan desde el norte, una nación poderosa se lanza contra ustedes!


Convertiré a Jerusalén en un montón de casas ruinosas, en guarida de chacales. Ciudades fantasmas serán las de Judá, sin nadie que habite en ellas.


En Jerusalén y en los pueblos de Judá violaron tanto a las mujeres como a las niñas.


»Todos los príncipes del norte están allí, y todos los sidonios, todos muertos. En un tiempo fueron un terror, ahora yacen en vergüenza, yacen en ignominia con todos los demás muertos que descienden al sepulcro.


Yo venceré a estos ejércitos del norte y los enviaré muy lejos; los mandaré a una tierra árida y desértica. Los que marchaban al frente morirán en el Mar Muerto, y los que iban detrás se ahogarán en el Mediterráneo. ¡Se pudrirán y su hedor llenará la tierra!». ¡Sí, el Señor intervendrá con hechos extraordinarios a favor de ustedes!


El carro tirado por caballos negros irá al norte, el tirado por los caballos blancos irá al oeste, mientras el de los pintos irá al sur».


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