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Isaías 53:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 Y sin embargo, el sufrimiento que él padeció es el que a nosotros nos correspondía, nuestras penas eran las que lo agobiaron. Y nosotros pensábamos que sus tribulaciones eran castigo de Dios por sus propios pecados,

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Biblia Reina Valera 1960

4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó; fueron nuestros dolores los que lo agobiaron. Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios, ¡un castigo por sus propios pecados!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban. Nosotros lo creíamos azotado por Dios, castigado y humillado,

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Él mismo° cargó° con nuestras enfermedades y llevó° nuestros dolores; Y nosotros lo consideramos como herido, azotado y humillado por ’Elohim.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 En verdad, él llevó nuestras enfermedades, y nuestros dolores él se los cargó. ¡Y nosotros lo teníamos por un castigado, y humillado golpeado por Dios!

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Isaías 53:4
19 Tagairtí Cros  

Porque persiguen al que tú has angustiado y se burlan del dolor de aquel que tú has herido.


Amontona sus pecados y no les des tu salvación.


¡Hasta mis propios hermanos fingen no conocerme! Me tratan como a un extraño.


Sin embargo, fue Dios mismo el que decidió humillarlo y hacerlo sufrir hasta la agonía. Pero el siervo ofreció su vida en sacrificio por nuestros pecados. Por eso, tendrá una larga vida y llegará a ver sus descendientes. Todos los planes de Dios se harán realidad por medio de sus manos.


El otro será conservado vivo y será colocado delante del Señor. Sobre él se realizará la ceremonia de la expiación, y enseguida será enviado al desierto, para Azazel.


»El Señor Todopoderoso exclama: ¡Mi espada será lanzada contra mi pastor, contra aquel que había hecho mi compañero de confianza! ¡Herido el pastor, entonces las ovejas se dispersarán! ¡Yo mismo me encargaré de matar a los corderitos!


Trajo además, como ofrendas para ser quemadas por completo, un becerro, un carnero y un corderillo de un año.


Entró con Pedro y los dos hijos de Zebedeo (Jacobo y Juan). Ya a solas los cuatro, se fue llenando de indescriptible tristeza y de profunda angustia.


Así se cumplió la profecía de Isaías: «Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias».


Los judíos le dijeron: ―Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, pues se ha hecho pasar por el Hijo de Dios.


Él murió por nuestros pecados y resucitó para poder presentarnos justos ante Dios.


Cristo nos redimió de la maldición de la ley, tomando sobre sí mismo la maldición por amor a nosotros. Porque dicen las Escrituras que es «maldito el que es colgado en un madero».


así Cristo fue ofrecido una sola vez en sacrificio para quitar los pecados de muchos. Y aparecerá por segunda vez, pero no para cargar con el pecado, sino para salvar a quienes lo esperan.


Cristo mismo llevó en su cuerpo nuestros pecados a la cruz, para que muramos al pecado y llevemos una vida justa. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados.


Porque Cristo murió por los pecados una vez y para siempre, el justo por los injustos, para llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.


Él es el sacrificio que fue ofrecido por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.


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