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Isaías 48:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 Sí, les voy a decir cosas totalmente nuevas, pues bien sé lo traidores que son, rebeldes desde la más tierna infancia, podridos por completo.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Sí, nunca lo habías oído, ni nunca lo habías conocido; ciertamente no se abrió antes tu oído; porque sabía que siendo desleal habías de desobedecer, por tanto te llamé rebelde desde el vientre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 »Sí, te diré cosas completamente nuevas; cosas que nunca antes habías oído. Pues conozco muy bien lo traidora que eres; fuiste rebelde desde tu nacimiento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Tú nada de ellas habías escuchado o sabido, ni habían llegado con anticipación a tus oídos; porque yo sabía lo infiel que eres, que desde el seno de tu madre te llaman 'el rebelde'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Nada oíste acerca de ellas, ni las conociste, Aún no estaba abierto tu oído, Porque Yo sabía que tú actuarías deslealmente; Tanto, que desde el seno materno se te llamó rebelde.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Ni lo habías oído ni sabido, ni tu oído estaba abierto, porque yo sabía que siempre traicionas y que eres rebelde desde el seno materno.

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Isaías 48:8
33 Tagairtí Cros  

A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas, pero me has hecho obediente; tú no has pedido holocaustos ni sacrificios por el pecado.


Porque yo nací pecador; sí, lo soy desde el momento que mi madre me concibió.


Estos malvados nacieron pecadores; mienten desde el momento mismo de su nacimiento y se desvían.


Veo una espantosa visión: ¡Oh, qué horrendo! Dios me dice lo que hará: ¡los veo saqueados y destruidos! Elamitas y medos participarán en el asedio. Babilonia caerá, y entonces llegará a su fin el gemido de todas las naciones que ella esclavizó.


No escuchan cuando tú amenazas, no alzan la vista para ver tu puño levantado. ¡Muéstrales cuánto amas a tu pueblo! ¡Quizá eso los avergüence! ¡Sí, que los consuma el fuego reservado para tus enemigos!


¡Ay de ustedes, asirios, que lo han destruido todo a su alrededor sin haber sufrido jamás en carne propia la destrucción! ¡Exigen que otros cumplan lo que les prometen, y ustedes los traicionan! Ahora les toca a ustedes ser traicionados y destruidos.


Por eso derramó el Señor tan grande furia e ira sobre su pueblo y lo destruyó en batalla. Sin embargo, aun sobre el fuego y quemándose, no entienden el porqué: ¡Está Dios deseoso de que se arrepientan!


Por eso te sobrevendrá súbito desastre, tan repentino que no sabrás de dónde viene, y no habrá entonces expiación que limpie tus pecados.


Yo sabía cuán tercos son. Tienen el cuello tan inflexible como el hierro, tienen la cabeza tan dura como el bronce.


Entonces no podrán decir: «¡Ya lo sabíamos!».


El Señor Dios me ha hablado y yo escuché; no me rebelo ni me aparto.


¿De quién se burlan haciendo muecas y sacando la lengua? ¡Hijos de pecadores y embusteros!


Pero me han traicionado; se han alejado, entregándose a una hueste de dioses extraños; fueron como esposa infiel que abandona a su marido, dice el Señor.


¡Vaya que se han dado sus mañas para intentar engañarme los pueblos de Israel y Judá!, dice el Señor.


Escucha lo que digo, pueblo tonto e insensato, de ojos ciegos y oídos sordos.


Pero, ¿quién escuchará cuando yo los prevengo? Tienen los oídos tapados y se niegan a escuchar. La palabra de Dios sólo les causa molestia, para nada les gusta.


Porque ellas han traicionado el honor del Señor, pues han tenido hijos que no conocen ni siguen sus instrucciones. Por eso, dentro de poco, tanto ustedes como sus campos serán destruidos.


Pero como Adán, han desobedecido mi convenio, han despreciado mi amor.


La ocupación de rendir homenajes a los dioses extranjeros ha agotado sus fuerzas, pero ellos parecen no darse cuenta. El cabello de Efraín se está volviendo canoso y él ni siquiera se da cuenta cuán débil y viejo está. ¡No ha ganado nada de experiencia con los años!


En Judá, en Israel y en Jerusalén hay traición, porque los hombres de Judá han contaminado el santo templo del Señor que él tanto ama, al haberse ellos casado con mujeres paganas que adoran ídolos.


Nosotros mismos éramos así: obedecíamos los malos deseos de nuestra naturaleza y nos entregábamos a las perversidades de nuestras pasiones y malos pensamientos. Merecíamos ser castigados por la ira de Dios, como todos los demás.


y le dijo a Moisés: «Tú morirás y te reunirás con tus antepasados. Después de tu partida, este pueblo comenzará a adorar dioses extraños en la tierra en la que van a entrar. Ellos se olvidarán de mí y quebrantarán el pacto que he hecho con ellos.


Me apartaré de ellos porque habrán pecado adorando a otros dioses.


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