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Isaías 42:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

11 Únanse al coro, ciudades del desierto: Cedar y Selá. Y ustedes también, los que moran en las cumbres de los montes.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores de Sela, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Únanse al coro, ciudades del desierto; que las aldeas de Cedar se alegren. Que el pueblo de Sela cante de alegría; que grite alabanzas desde las cumbres de los montes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 ¡Que levanten la voz el desierto y sus ciudades, los campos donde vive Cedar! ¡Que los habitantes de Petra lancen gritos y sus aclamaciones resuenen hasta las cumbres!

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 ¡Elévese desde el desierto y sus aldeas, Desde las tiendas, donde habita Cedar! ¡Canten jubilosos los habitantes de Sela,° Y desde la cima de los montes griten de alegría!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Clame el desierto y sus ciudades, los aduares donde habita Quedar. Jubilen los habitantes de Sela, de la cumbre de los montes aclamen.

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Isaías 42:11
21 Tagairtí Cros  

Y Dios le dijo: «En tu vientre hay dos naciones; dos pueblos divididos desde antes de nacer. Uno será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor».


¡Ay de mí, que soy extranjero en Mésec, que he acampado entre las tiendas de Cedar!


¡Cántenle al Señor, pues ha realizado maravillas! Den a conocer su alabanza en la redondez del mundo.


Los refugiados de Moab que están en Selá envían corderos como oferta de alianza hacia el rey de Judá.


Mas pasará un largo año a partir de ahora, dice el Señor, y el gran poder del enemigo de ellos, la poderosa tribu de Cedar, acabará.


entonces la justicia regirá en todo el país


Hasta los páramos y el desierto se regocijarán en aquellos días. Incluso, el desierto florecerá.


los cojos saltarán como el ciervo y los mudos gritarán y cantarán. Entonces brotarán fuentes en los páramos y arroyos en el desierto,


¡Escuchen! Oigo a alguien gritar: ―¡Abran para el Señor un camino derecho y parejo a través del desierto!


Voy a realizar algo enteramente nuevo. ¡Miren, ya he comenzado! ¿No lo ven? Abriré camino a través del desierto del mundo para que mi pueblo vuelva a su patria, y para ellos crearé ríos en el desierto.


¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies de quienes traen la feliz noticia de paz y salvación, la nueva de que el Dios de Israel reina!


Para mis altares se reservarán los rebaños de Cedar y los carneros traídos de Nebayot, y en aquel día yo glorificaré mi grandioso templo.


Yo pelearé contra esta ciudad de Jerusalén, que se ufana diciendo: «Estamos a salvo, aquí nadie puede tocarnos».


Pueblo de Moab, huye de tus ciudades y mora en cuevas como paloma que hace su nido en la hendidura de las peñas.


Tu fama y tu orgullo son sólo un engaño, moradora de los montes de Petra, tú que vives en las hendiduras que hay entre las rocas. Pero aunque mores en las montañas más altas con las águilas, yo de ahí te haré caer, dice el Señor.


«¡Ve!», le dijo el Señor al rey Nabucodonosor, «ataca a esas ricas tribus beduinas que viven sin vecinos en el desierto, libres de toda preocupación, jactándose de bastarse a sí mismas, de que no necesitan ningún tipo especial de protección.


»Los árabes y los ricos príncipes mercaderes de Cedar te traen corderos, carneros y cabras.


»Te sientes muy seguro porque vives en una zona difícil de conquistar, entre rocas altas e inaccesibles. “¿Quién podrá alcanzarnos acá arriba?”, preguntas con jactancia.


¡Miren! Mensajeros descienden de las montañas trayendo buenas noticias: «Los invasores han sido derrotados y hemos sido salvados». ¡Judá, celebra un día de acción de gracias y ríndele un homenaje al Señor como prometiste, porque nunca más volverás a ser atacada por Nínive! ¡Ha sido destruida para siempre! ¡Jamás la volveremos a ver!


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