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Isaías 32:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 Él protegerá a Israel de la tormenta y el viento, le dará refrigerio como río en el desierto, como la refrescante sombra de una potente roca en tierra calurosa y árida.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Cada uno será como refugio del viento y resguardo de la tormenta, como corrientes de agua en el desierto y sombra de una gran roca en tierra reseca.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Cada uno de ellos será como un cortaviento, o como un refugio para guarecerse del temporal. Serán como un río que corre por el desierto o como la sombra de un cerro en medio de una llanura calurosa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Aquel varón será como abrigo del viento, Como refugio contra la tempestad, Como corrientes de aguas en tierra seca, Como sombra de roca maciza en tierra calurosa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Será cada uno como abrigo contra el viento, como refugio contra el temporal, como arroyos de agua en erial, como sombra de roca maciza en tierra agostada.

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Isaías 32:2
29 Tagairtí Cros  

Sálvame de mis enemigos, Señor, a ti acudo para que me escondas.


Tú eres mi refugio; tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación.


¡Oh Dios, mi Dios! ¡Cómo te busco! ¡Qué sed tengo de ti en esta tierra reseca y triste en donde no hay agua! ¡Cómo anhelo encontrarte!


El que vive al abrigo del Altísimo, descansará bajo la sombra del Todopoderoso.


¡Miren! ¡Dios ha acudido a salvarme! Estaré confiado y no temeré, porque el Señor es mi fuerza y mi canción, ¡él es mi salvación!


Los embajadores que van con el regalo a Jerusalén suplican que se les dé consejo y auxilio: ―Dennos refugio, protéjannos, no nos entreguen a nuestros enemigos.


Mas para los pobres, oh Señor, tú eres como refugio ante la tormenta, sombra contra el calor, amparo contra los hombres crueles que son como tenaz aguacero capaz de deshacer un muro de tierra.


Tomaré la cuerda y la plomada de justicia para examinar la rectitud y resistencia de los cimientos que han construido. Su apariencia es excelente, pero es tan débil que una granizada los derribaría. Vendrá el enemigo como corriente de agua y lo arrasará, y ustedes se ahogarán.


Abriré para ellos ríos en las altas mesetas. Les daré fuentes de aguas en los valles. En los desiertos habrá estanques de agua, y ríos alimentados por manantiales correrán por la tierra seca y sedienta.


Voy a realizar algo enteramente nuevo. ¡Miren, ya he comenzado! ¿No lo ven? Abriré camino a través del desierto del mundo para que mi pueblo vuelva a su patria, y para ellos crearé ríos en el desierto.


Las fieras del campo me darán gracias, así como los chacales y avestruces, por haberles dado agua en el desierto. Sí, manantiales en el desierto para que mi pueblo, mis elegidos, puedan tener refrigerio.


Yo proveeré agua abundante para su sed y para sus campos resecos. Y yo derramaré mi Espíritu y mis bendiciones sobre sus hijos.


Bueno, el Señor mismo elegirá la señal: ¡Una joven dará a luz un niño! y ella le pondrá por nombre Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”).


Porque nos ha nacido un niño, se nos ha dado un hijo y él tendrá el gobierno sobre su hombro. Estos serán sus títulos de realeza: «Admirable», «Consejero», «Dios poderoso», «Padre eterno», «Príncipe de paz».


¡Sí, día viene, dice el Señor, cuando yo haré por Israel y Judá todo el bien que les prometí!


De nuestro rey, el escogido del Señor, el que era para nosotros como el aire que respiramos, de quien decíamos: ¡Bajo su protección podremos resistir a cualquier nación sobre la tierra!, él también ha sido apresado.


»El Señor Todopoderoso exclama: ¡Mi espada será lanzada contra mi pastor, contra aquel que había hecho mi compañero de confianza! ¡Herido el pastor, entonces las ovejas se dispersarán! ¡Yo mismo me encargaré de matar a los corderitos!


El último día de la fiesta, que era el más importante, Jesús se puso de pie y dijo con fuerte voz: ―¡Si alguno tiene sed, venga a mí y beba!


No hay duda alguna de que lo que Dios ha revelado acerca de nuestra fe es muy grande: Cristo vino a la tierra como hombre, fue declarado inocente por el Espíritu, fue visto por los ángeles, fue predicado entre las naciones, creído en el mundo y recibido en la gloria.


Luego el ángel me mostró un río de agua de vida, transparente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero


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