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Isaías 30:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

3 Pero al confiar en el faraón se verán desengañados, humillados y avergonzados, pues él no podrá librarlos con base sólo en promesas.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Pero por confiar en el faraón serán humillados, y por depender de él, serán avergonzados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Ustedes esperan la protección de Faraón, pero serán defraudados; la sombra de Egipto no será más que decepción para ustedes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Pero la protección de Faraón será vuestra vergüenza, Y el amparo a la sombra de Egipto vuestra confusión.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 La protección del Faraón será vuestra vergüenza; el cobijo de la sombra de Egipto vuestra afrenta.

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Isaías 30:3
18 Tagairtí Cros  

¡Oh, ayúdanos a combatir a nuestros enemigos, pues los hombres son aliados inútiles!


Confiar en un hombre indigno en momentos de angustia es como masticar con una muela careada o caminar con una pierna rota.


¡Y qué turbación la de los filisteos que confiaban en el «poder de Etiopía», y en su «glorioso aliado» Egipto! Y dirán: «Si esto le ocurre a Egipto, ¿qué será de nosotros?».


Egipto es un aliado peligroso. Es vara afilada que te atravesará la mano si te apoyas en ella. Eso les ha pasado a cuantos han buscado apoyo en él.


Por aquí y por allá andas mariposeando de un aliado a otro en busca de socorro, pero de nada te valdrá pues tus nuevos amigos de Egipto te abandonarán como antes lo hizo Asiria.


»Porque el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Así como mi ira y mi furia cayeron sobre el pueblo de Jerusalén, así caerá sobre ustedes cuando entren en Egipto. Los recibirán con disgusto y odio, los maldecirán y afrentarán, y jamás volverán a ver su patria.


Tengan desde ahora por seguro que morirán por herida de espada, de hambre y enfermedad en Egipto a donde insisten en ir».


El Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Castigaré a Amón, dios de Tebas, y a los demás dioses de Egipto. Castigaré también al faraón y a cuantos en él confían.


Israel se apoyó sobre ti, pero tú te quebrantaste como cayado resquebrajado y así descoyuntaste su hombro, haciéndolo doblarse por el dolor”.


Ese ídolo, el dios becerro, será llevado a Asiria como un regalo para el gran rey. Se burlarán de Efraín por haber confiado en este ídolo; Israel quedará avergonzado.


Pues las Escrituras afirman que «los que creen en Cristo jamás serán defraudados».


Y esa esperanza nunca nos defrauda, pues Dios llenó nuestros corazones de su amor por medio del Espíritu Santo que él mismo nos dio.


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