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Isaías 3:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 La administración civil de Israel estará en completa ruina porque los judíos han hablado contra su Señor y no quieren adorarlo, ofenden su gloria.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová para irritar los ojos de su majestad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Pues Jerusalén tropezará, y Judá caerá, porque hablan contra el Señor y se niegan a obedecerlo. Lo provocan descaradamente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Su rostro descarado los denuncia y, como Sodoma, muestran sus pecados en vez de esconderlos. ¡Ay de ellos que han preparado su propia ruina!

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 ¡Cierto!, se desmorona Jerusalem y se derrumba Judá, Porque sus palabras y hechos han estado contra° YHVH Para provocar los ojos de su majestad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Jerusalén tropieza y Judá se derrumba: porque su lengua y sus obras van contra Yahveh, desafiando su mirada gloriosa.

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Isaías 3:8
35 Tagairtí Cros  

Por su parte, los filisteos habían invadido las ciudades de las tierras bajas y del sur y habían capturado Bet Semes, Ayalón, Guederot, Soco, Timná, y Gimzó, con sus pueblos circunvecinos, y estaban viviendo allí.


Entonces Dios envió a los ejércitos asirios, los que capturaron a Manasés y se lo llevaron atado con grillos y cadenas de bronce a Babilonia.


El que cava una fosa, en ella caerá; el que echa a rodar una roca, contra él se volverá.


Su patria está en ruinas, sus ciudades incendiadas. Mientras ustedes se la pasan mirando, los extranjeros destruyen y saquean cuanto ven.


Hasta los más desolados rincones de su tierra pronto estarán llenos de su pueblo y sus enemigos que los esclavizaban estarán lejos.


¿De quién se burlan haciendo muecas y sacando la lengua? ¡Hijos de pecadores y embusteros!


Porque las manos de ustedes están llenas de sangre por los crímenes que han cometido, y sobre todo eso, mienten y murmuran, y se oponen al bien.


Entonces dije: ―Señor, ¿cuánto tiempo pasará antes que estén dispuestos a escuchar? Y él respondió: ―No será sino hasta que sus ciudades sean destruidas y no quede persona con vida, y todo el país esté desolado,


Por eso el Señor no se complace en sus mancebos, y no se apiada siquiera de las viudas ni de los huérfanos, pues todos son malvados, mentirosos de inmunda boca. Por eso es que aún no está satisfecha su ira y su puño está aún listo para aplastarlos a todos.


Pero no usen el mote de «tristes noticias de Dios», porque lo que hay de triste son ustedes y sus mentiras. Están tergiversando mis palabras, que soy un Dios que ama la vida, y andan inventando «mensajes de Dios» que yo no he dado, dice el Señor.


―Esa es una decisión correcta, pues ya en el pasado, cuando Miqueas, el de Moréset, profetizó en tiempo del reinado de Ezequías de Judá, y comunicó al pueblo que Dios decía: “Este monte será arado como si fuera un campo de labranza y esta ciudad de Jerusalén será convertida en montones de piedra, y en su cumbre habrá sólo un matorral, en donde hoy está el gran templo”.


destruiré este templo, como destruí el templo de Siló, y haré que sobre Jerusalén se digan toda clase de tristes historias, como ciudad maldecida.


Y ese viento es la imagen del enemigo, quien se dejará venir sobre nosotros como si fuera viento de tormenta. Sus carros de guerra parecerán un torbellino, sus caballos son más veloces que las águilas. ¡Ay de nosotros, pues no tenemos ninguna posibilidad de salir bien librados ante semejante ejército!


Se entregó a la inmoralidad y no pensó en el castigo que le podría venir. Ahora está humillada hasta lo más bajo y no hay nadie que la ayude, y clama: «¡Oh Señor, mira mi aflicción; el enemigo ha triunfado sobre mí!».


Luego el Señor me dijo: «Hombre mortal, ¿te das cuenta de lo que los sabios consejeros de Israel están haciendo en lo oculto? Ellos dicen: “¡El Señor no nos ve, se ha alejado!”».


Entonces el Señor me dijo: «Las maldades del pueblo de Israel y Judá son muy graves y toda la tierra está por su culpa llena de muerte e injusticia, pues ellos dicen: “¡El Señor no nos ve! ¡Se ha alejado de este país!”.


La misma arrogancia de Israel testifica en su contra en el juicio que le hago. Israel tropezará caerá debido al peso de todas las malas obras que carga, y Judá también caerá por seguirle los pasos.


Miran hacia todas partes menos hacia mí. Son como un arco torcido que nunca da en el blanco; sus jefes morirán a golpe de una espada filosa, y todo Egipto se burlará de ellos.


Por eso, por culpa de ustedes, profetas falsos, Jerusalén será arada como si fuera un potrero y se convertirá en un montón de ruinas, y la montaña donde se asienta el templo se llenará de maleza como cualquier ruina abandonada.


Tus ricos han conseguido sus riquezas por medio de la extorsión y la violencia; tus ciudadanos están tan acostumbrados a la mentira que no saben decir la verdad.


Tú eres tan puro que no toleras a los que hacen maldades, ni te quedas callado ante la injusticia. ¿Acaso permitirás que esos traidores se salgan con la suya? ¿Te quedarás callado viendo cómo los malos acaban con los que son justos?


¿Qué, pues? ¿Nos arriesgaremos a poner celoso al Señor? ¿Somos más fuertes que él?


a juzgar a todos y a reprender a los pecadores malvados, por las terribles cosas que han hecho, y las cosas que han dicho contra él».


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