Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Isaías 24:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 ¡Miren! ¡El Señor está arrasando la tierra de Judá y la está convirtiendo en vasto campo desolado y destruido! Miren cómo saca a su pueblo de sus territorios y lo esparce por la tierra.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

1 He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Miren! El Señor está a punto de destruir la tierra y convertirla en una inmensa tierra baldía. Él devasta la superficie de la tierra y dispersa a los habitantes.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Miren cómo Yavé limpia la tierra, la arrasa, trastorna su superficie, dispersa a sus habitantes:

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

1 He aquí, YHVH vacía° la tierra y la deja desolada, Trastorna su faz y hace esparcir a sus habitantes:

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Mirad a Yahveh que despuebla la tierra, la deja yerma, cambia su faz, dispersa a sus habitantes:

Féach an chaibidil Cóip




Isaías 24:1
45 Tagairtí Cros  

Haré que los reyes de Israel conquisten a Jerusalén, y borraré Jerusalén como un hombre limpia un plato y lo pone boca abajo para que se seque.


»Recuerda que le dijiste a Moisés: “Si ustedes pecan, los esparciré entre las naciones.


El Señor protege al extranjero, y cuida al huérfano y a la viuda pero desbarata los planes de los malvados.


En mi ira y furor sacudiré los cielos y entonces la tierra se saldrá de su órbita en los cielos.


desde lejanos países. Son las armas que emplea contra ti, oh Babilonia. Son portadores de su ira y destruirán toda tu tierra.


Cuando el Señor se levante de su trono para sacudir la tierra, sus enemigos irán arrastrándose temerosos a los agujeros de las rocas y a las cuevas, huyendo de la gloria de su majestad.


La tierra se ha derrumbado en completa ruina. Todo está perdido, abandonado y confuso.


El mundo se tambalea como lo hace un ebrio, se agita como una tienda en la tormenta. Cae para no levantarse más, porque inmensos son los pecados de la tierra.


Tus ciudades amuralladas quedarán silenciosas y vacías, abandonadas las casas, invadidas las calles por malas hierbas, y las vacas pacerán por la ciudad rumiando ramas y arbustos.


¡De qué estupidez son capaces! El Alfarero, ¿no es mayor que las vasijas que hace? ¿Le dirán: «No fue él quien nos hizo»? ¿La máquina llama tonto a su inventor?


pero yo enviaré un gran castigo sobre ustedes que les causará llanto y dolor. Porque Jerusalén será como indica su nombre, «Ariel», que significa «altar cubierto de sangre».


Y cuando el Señor los hiera, su pueblo celebrará con música y cantos.


Golpéense los pechos de pena por las ricas haciendas que pronto se les irán de las manos, y por las fértiles viñas de antaño.


Hay tribulación en toda la tierra de Israel; el Líbano ha sido destruido; Sarón se ha vuelto un desierto; Basán y el Carmelo han sido saqueados.


Este castigo de Edom no terminará nunca, su humo se elevará eternamente. La tierra quedará desierta generación tras generación; nadie volverá a vivir allí.


El Señor está enfurecido contra las naciones, su ira se abalanza contra los ejércitos. Él los destruirá por completo, provocándoles gran mortandad.


Aplanará los montes y collados y quemará su verdor. Secará los ríos y estanques.


No la podaré ni la escardaré sino dejaré que la invadan maleza y espinos. Ordenaré a las nubes que no lluevan más sobre ella.


El enemigo viene como un león furtivo que sale furioso desde su guarida, y se encamina a la tierra de ustedes. Sus ciudades quedarán en ruinas, sin un habitante.


Entonces Johanán tuvo una conferencia privada con Guedalías, en la que Johanán se ofreció para matar a Ismael en secreto. ―¿Por qué habríamos de permitirle que venga a asesinarte? —preguntó Johanán—. ¿Qué les ocurrirá a los judíos que se han quedado si tú mueres? ¡Seguro serían esparcidos y se perdería este remanente del pueblo que aun queda!


Como ovejas perseguidas por los leones son los israelitas. Primero los devoró el rey de Asiria, luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, les trituró los huesos.


Los judíos de Babilonia dicen: «Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos ha explotado exprimiendo y devorando nuestra fuerza, nos ha absorbido como si fuera un enorme monstruo, se ha llenado el estómago con nuestras riquezas y nos ha echado de nuestra patria. ¡Que Babilonia reciba su merecido por todo lo que nos hizo! ¡Que reciba la justa paga por toda nuestra sangre que derramó!».


Los esparciré por la superficie de la tierra para que sean extranjeros en tierras lejanas; y aun allá los perseguirán los enemigos con sus espadas desenvainadas hasta que hayan acabado con los israelitas por completo.


Sus ciudades serán destruidas y sus campos arrasados, y entonces sabrán que yo soy el Señor».


Déjala vacía sobre las brasas para que se queme su herrumbre y todas las adherencias de comida.


»”El mundo entero se regocijará cuando yo te deje desolada.


»Así haré un ejemplo público de ustedes entre todas las naciones en derredor y ante todos los que pasen por entre las ruinas de su tierra. Quienes los vean se reirán y burlarán de ustedes.


Coloca un tercio en el centro del mapa de Jerusalén. Quémalo allí después del sitio. Esparce otro tercio por tu mapa y da cuchilladas sobre él. Esparce el último tercio al viento, pues yo perseguiré a mi pueblo con los terrores de la guerra.


Los castigaré a ustedes y desolaré sus ciudades desde el desierto en el sur hasta Riblá en el norte. Entonces sabrán que yo soy el Señor».


Sí, el tiempo ha llegado, el día se acerca. No habrá nada para comprar o vender, pues la cólera de Dios está sobre la tierra.


Tocan las trompetas llamando al ejército de Israel a movilizarse, pero nadie escucha porque mi cólera está sobre todos ellos y tienen miedo.


Ante su presencia tiemblan los montes y se derriten las colinas; la tierra tiembla y los pueblos son destruidos.


En poco tiempo la ciudad ha quedado como un matadero vacío. Los corazones laten acelerados de terror; tiemblan las rodillas; la gente se estremece de dolor y todos palidecen de espanto.


Unos morirán a filo de espada y a otros los llevarán prisioneros a todas las naciones. Los gentiles pisotearán a Jerusalén, hasta que llegue el tiempo señalado para ellos.


Al no hallarlos allí, arrastraron fuera a Jasón y a varios creyentes más y los llevaron ante las autoridades de la ciudad. ―Los que trastornan al mundo andan por la ciudad —gritaron—.


Porque el Señor te esparcirá en medio de todas las naciones, de uno a otro extremo de la tierra. Allí adorarás dioses paganos que ni tú ni tus antepasados han conocido, dioses hechos de madera y de piedra.


Había decidido esparcirlos por tierras lejanas, para que la memoria de ellos desapareciera.


El Señor los esparcirá entre las naciones y serán muy pocos en número.


Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus que se hallan dispersas por todo el mundo.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí