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Isaías 11:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

11 En aquel tiempo el Señor hará volver por segunda vez a los pocos que permanecieron fieles de entre su pueblo, trayéndolos a Israel desde Asiria, el Alto y el Bajo Egipto, Etiopía, Elam, Babilonia, Jamat y todas las lejanas tierras costeras.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 En ese día, el Señor extenderá su mano por segunda vez para traer de regreso al remanente de su pueblo: los que queden en Asiria y el norte de Egipto; en el sur de Egipto, Etiopía y Elam; en Babilonia, Hamat y todas las tierras costeras distantes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Al mismo tiempo, el Señor volverá a tender su mano para rescatar al resto de su pueblo, a los que todavía queden en Asur y Egipto, en Patros, Etiopía y Elam, en Senar, Jamat y las islas del mar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 En aquel día Adonay° volverá a recobrar con su mano, Por segunda vez, al remanente de su pueblo, Que haya quedado en Asiria y en Egipto, En Patros, en Etiopía y en Persia,° En Caldea,° en Hamat° y en las islas del mar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Sucederá en aquel día: el Señor hará un segundo gesto con su mano para rescatar al resto de su pueblo: los que hayan quedado de Asiria y de Egipto, de Patrós, de Cus y de Elam, de Sinar, de Jamat y de las islas del mar.

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Isaías 11:11
69 Tagairtí Cros  

Las ciudades más importantes de su reino fueron Babel, Érec, Acad y Calné. Todas estas ciudades estaban en la región de Sinar.


Los hijos de Sem fueron: Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram.


Al salir hacia el oriente, encontraron una llanura en la región de Sinar, y se quedaron a vivir allí.


En esa época, Amrafel era el rey de Sinar, Arioc era el rey de Elasar, Quedorlaómer era el rey de Elam, y Tidal era el rey de Goyim.


El segundo se llamaba Guijón, y atravesaba toda la región de Cus.


El rey de Asiria llevó habitantes de Babilonia, Cuta, Ava, Jamat, y Sefarvayin, y los instaló en las ciudades de Samaria, en lugar del pueblo de Israel. Los asirios, pues, tomaron posesión de Samaria y de las demás ciudades de Israel.


El rey Asuero no sólo impuso tributo a los países que estaban sobre tierra firme, sino también a los que quedaban sobre las islas del mar.


El Señor nos dice: «A mis enemigos los regresaré de Basán; de las profundidades del mar los haré volver».


Si el Señor Todopoderoso no hubiera intervenido para salvar a unos cuantos de nosotros, habríamos sido destruidos como lo fueron Sodoma y Gomorra.


Y finalmente, los que hayan quedado en Israel y Judá confiarán en el Señor, el Santo de Israel, en vez de temer a los asirios.


«Destruiremos a Calnó así como destruimos a Carquemis», dirá, «y Jamat caerá ante nosotros como cayó Arfad; y destruiremos a Samaria como destruimos a Damasco.


Construirá el Señor una calzada desde Asiria para el pequeño grupo de fieles que allá mora, tal como antiguamente lo hizo para todo Israel cuando este retornó de Egipto.


En aquel día el Señor se dará a conocer a los egipcios. Sí, ellos conocerán al Señor y le darán sus sacrificios y ofrendas, le harán promesas a Dios y las cumplirán.


El Señor herirá a Egipto y luego lo restaurará, porque los egipcios se volverán al Señor y él escuchará la súplica de ellos y los sanará.


Veo una espantosa visión: ¡Oh, qué horrendo! Dios me dice lo que hará: ¡los veo saqueados y destruidos! Elamitas y medos participarán en el asedio. Babilonia caerá, y entonces llegará a su fin el gemido de todas las naciones que ella esclavizó.


Elamitas son los arqueros, sirios conducen los carros, los hombres de Quir sostienen los escudos. Estos enemigos llenan los más hermosos valles de Jerusalén y se apiñan contra sus puertas.


y los del oriente les responderán con alabanzas. Escúchenlos cantarle al Señor desde los puntos más alejados de la tierra, cantando la gloria del Justo. Pero yo tengo el corazón abrumado de dolor, porque aún prevalecen por todas partes la maldad y la traición.


Y los que han quedado en Judá arraigarán de nuevo en su suelo, florecerán y se multiplicarán,


Entonen un canto nuevo al Señor; entonen sus alabanzas, todos los que habitan en los más remotos rincones de la tierra. ¡Canta, oh mar! ¡Canten todos los que moran en tierras distantes de ultramar!


Que las costas del oeste glorifiquen al Señor y canten su gran poder.


y no se dará por satisfecho hasta que la verdad y la justicia prevalezcan en toda la tierra, y hasta que las lejanas tierras de ultramar hayan puesto en él su confianza.


El Señor dice: Los egipcios, etíopes y sabeos estarán sujetos a ti. Acudirán a ti con todas sus mercancías, las cuales te pertenecerán. Irán tras ti como prisioneros en cadenas y se postrarán de rodillas ante ti diciendo: «¡El único Dios que hay, es tu Dios!».


Miren, desde lejos retornará mi pueblo: desde el norte, el oeste y el sur.


Realizaré un portentoso milagro contra ellos, y enviaré a los que escapen como misioneros a las naciones: a Tarsis, Put, Lidia (famosa por sus arqueros), Tubal y Grecia, y a las tierras de ultramar que no han oído mi fama ni visto mi gloria. Ahí anunciarán mi gloria a los gentiles.


a los reyes de Zimri, Elam y Media;


Escuchen este mensaje del Señor naciones del mundo, y publíquenlo por todas partes: El Señor que esparció a su pueblo lo recogerá otra vez y lo cuidará como pastor a su rebaño.


Este es el mensaje que Jeremías recibió del Señor respecto a todos los israelitas que vivían en el norte de Egipto en las ciudades de Migdol, Tafnes y Menfis, y por todo el sur de Egipto también.


¡Presas de temor están las ciudades de Jamat y Arfad, porque les llegó la noticia de su sentencia! Tienen el corazón latiendo acelerado por el miedo como si fuera un mar agitado.


Tus remos están hechos de robles de Basán. Las paredes de tu cabina son de ciprés de la costa sur de Chipre.


Y dice también: «Restauraré las fortunas de Egipto y traeré a su pueblo de vuelta a la tierra de Patros en el sur de Egipto donde nacieron, pero será un reino menor, poco importante.


»Las ciudades de Patros (en la parte superior del Nilo), Zoán y Tebas yacerán en ruinas después de mi castigo.


»Grandes reyes de Elam yacen allí con su gente. Mientras vivían azotaron a las naciones, y ahora yacen deshechos en sus sepulcros; su destino es el mismo que aquél de la gente común y corriente.


Más adelante serás llamado a la acción. Al cabo de años distantes te lanzarás sobre la tierra de Israel, que estará en paz luego del retorno de su pueblo desde muchas tierras.


El Señor le permitió que venciera sobre Joacim, el rey de Judá. Al volver a Babilonia, se llevó algunas de las copas sagradas del templo de Dios, y las colocó en la casa del tesoro de sus dioses, en la región de Sinar.


Después atacará a las ciudades que están en la costa, y conquistará muchas de ellas. Pero un general, de otra tierra, pondrá fin a su arrogancia y lo hará quedar en ridículo.


En esta visión yo me encontraba en la ciudadela de Susa, en la provincia de Elam, parado al lado del río Ulay.


Luego, los pueblos de Judá e Israel se unirán y tendrán un solo jefe; retornarán del exilio juntos. ¡Qué grandioso será ese día de Jezrel!


El Señor rugirá como un león y su pueblo lo seguirá. Sí, él rugirá y su pueblo vendrá temblando desde el oeste.


Como una bandada de pájaros recién liberados ellos vendrán de Egipto; como palomas volando libres desde Asiria. Y los traeré de vuelta a su hogar. Lo afirma el Señor.


Ciudadanos de muchas naciones vendrán y te rendirán homenaje, desde Asiria hasta Egipto, desde el río Nilo hasta el río Éufrates, desde un mar hasta otro mar y desde un monte hasta otro monte.


El Señor les hará cosas terribles. Destruirá todos los dioses de las potencias extranjeras, y luego todos los habitantes de la tierra, hasta los que viven muy lejos, rendirán homenaje al Señor, cada uno en su propio país.


Él me respondió: «A Babilonia, que es donde le corresponde estar, y donde le construirán un templo. Allí, en el templo, construirán un altar, y sobre este pondrán ese recipiente».


Pueden estar seguros de que yo rescataré a mi pueblo desde el oriente hasta el occidente, de dondequiera que hayan sido llevados cautivos.


De igual manera su vecina Jamat y las naciones de Tiro y Sidón, que se sienten muy superiores debido a su cultura.


El que Dios diera la espalda a los israelitas significó la reconciliación entre Dios y el mundo. Por eso, su restauración será como si un muerto volviera a la vida.


Y después de esto, todo Israel obtendrá la salvación. Así está escrito: «De Sion vendrá un Libertador que apartará del pueblo de Jacob la impiedad.


Pero cuando una persona se vuelve al Señor, el velo se le quita,


Ellos son tu pueblo, y la herencia que tú trajiste de Egipto con tu gran poder y con tu brazo poderoso”.


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