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Isaías 10:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

16 ¡Por esa su perversa jactancia, oh rey de Asiria, el Señor Todopoderoso enviará una plaga entre tus orgullosas tropas, y las herirá!

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Biblia Reina Valera 1960

16 Por esto el Señor, Jehová de los ejércitos, enviará debilidad sobre sus robustos, y debajo de su gloria encenderá una hoguera como ardor de fuego.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Por lo tanto, el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, enviará una plaga entre las orgullosas tropas de Asiria, y un fuego ardiente consumirá su gloria.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Por eso, Yavé de los ejércitos enviará a sus hombres forzudos la debilidad y prenderá fuego a su lujo como se enciende la leña.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Por eso el Soberano YHVH Sebaot meterá escualidez en sus robustos,° Y debajo de su gloria arderá una hoguera de fuego abrasador.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Por eso enviará el Señor, Yahveh Sebaot, delgadez a los bien alimentados; y bajo su opulencia, encenderá una quemazón, como quemazón de fuego,

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Isaías 10:16
25 Tagairtí Cros  

y el Señor les envió un ángel que destruyó al ejército asirio con todos sus oficiales y generales. Senaquerib regresó a su tierra profundamente avergonzado. Cuando entró al templo de su dios, sus propios hijos lo mataron allí.


Entonces les concedió lo que pedían, pero les envió una plaga.


cuando se alzó contra ellos la ira del Señor, y mató a los hombres más fuertes, a los mejores de entre los jóvenes de Israel.


El enorme ejército de Asiria es como un bosque imponente, pero será destruido. El Señor los destruirá en cuerpo y alma, como cuando el enfermo se consume.


Sí, la gloria de Israel será menguada cuando la pobreza invada el país.


No escuchan cuando tú amenazas, no alzan la vista para ver tu puño levantado. ¡Muéstrales cuánto amas a tu pueblo! ¡Quizá eso los avergüence! ¡Sí, que los consuma el fuego reservado para tus enemigos!


Hasta sus generales temblarán aterrorizados y huirán al ver las banderas de guerra de Israel, dice el Señor. Porque la llama de Dios arde vivamente en Jerusalén.


Eso fue por causa de tu ira contra el Señor, ¡y yo lo escuché todo!, por eso te he puesto un gancho en la nariz y una brida en la boca y te he llevado de regreso a tu tierra por el camino en que viniste”».


Aquella noche el ángel del Señor salió y fue al campo de los asirios y mató a ciento ochenta y cinco mil soldados. Cuando al día siguiente se despertaron los sobrevivientes, vieron ante sí los millares de cadáveres.


En aquellos días pastarán los rebaños entre las ruinas. Corderos, becerros y cabritos pastarán allí.


yo abrumaré a mi pueblo con la impetuosa corriente del Éufrates; el rey de Asiria con todos sus poderosos ejércitos se abalanzará contra ellos. ¡Esta inundación llenará todos sus canales y barrerá toda la tierra de Judá, oh Emanuel, llenándola de cabo a cabo».


Porque Dios quebrantará las cadenas que oprimen a su pueblo y el látigo que los azota, tal como destruyó la gran hueste de los madianitas valiéndose del pequeño grupo de Gedeón.


En aquel glorioso día de paz ya no se fabricará armamento, no habrá más uniformes de guerra manchados de sangre. Todo eso será quemado.


Yo mismo te destruiré por haber cometido tantas maldades, dice el Señor. Destruiré todo, incluso encenderé un fuego en los bosques que quemará cuanto halle a su paso, hasta lo que se encuentra en la periferia.


¿Recuerdas cómo se vanagloriaban: «Somos héroes, poderosos hombres de guerra»?


Buscaré a las perdidas, las que se han descarriado, y las traeré de vuelta al redil con seguridad. Yo entablillaré y vendaré a las perniquebradas y sanaré a las enfermas. No dedicaré mi atención sólo a las robustas y bien engordadas.


Así ha dicho el Señor: «¡Aunque los asirios sean muy fuertes y numerosos, los voy a destruir por completo! Y a ti, Judá, pueblo mío, que te he castigado mucho, ya no te castigaré más.


El Señor también castigará al país del norte; sí, él destruirá a Asiria y hará que Nínive, su gran capital, quede convertida en tierra desolada como si fuera un desierto.


Esta fue la respuesta que el Señor Todopoderoso les dio a través del profeta Zacarías:


En aquel mismo instante un ángel del Señor lo hirió con una enfermedad tan terrible que Herodes murió comido por los gusanos. ¡Todo por no darle la gloria a Dios!


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