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Hechos 9:41 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

41 Él le dio la mano, la ayudó a ponerse de pie y llamó a los creyentes y a las viudas para que la vieran.

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Biblia Reina Valera 1960

41 Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

41 Él le dio la mano y la ayudó a levantarse. Después llamó a las viudas y a todos los creyentes, y la presentó viva.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

41 Ella abrió los ojos, reconoció a Pedro y se sentó. El le dio la mano y la ayudó a levantarse; luego llamó a los santos y a las viudas y se la presentó viva.

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La Biblia Textual 3a Edicion

41 Y dándole la mano, la levantó; y llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

41 Él le dio la mano y la levantó; llamó luego a los fieles y a las viudas y se la presentó vuelta a la vida.

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Hechos 9:41
15 Tagairtí Cros  

¡José está vivo! —exclamaron al contárselo—. Es el gobernador de toda la tierra de Egipto. Jacob se quedó pasmado, y no les creía.


Entonces Elías lo llevó abajo y se lo entregó a su madre: ―¡Mira, tu hijo vive! —le dijo.


―Sácala —le dijo Eliseo. Entonces el profeta la sacó.


Ayudaba a quienes estaban a punto de perecer, y ellos me bendecían. Y yo ponía en el corazón de las viudas un canto de alegría.


El Señor protege al extranjero, y cuida al huérfano y a la viuda pero desbarata los planes de los malvados.


Él se le acercó, la tomó de la mano y la ayudó a sentarse. ¡Inmediatamente se le quitó la fiebre y se levantó a servirlos!


Cuando se acercaba a las puertas del pueblo, vio que llevaban a enterrar a un muerto. Se trataba del único hijo de una viuda, a quien acompañaba mucha gente del pueblo.


Entonces el muerto se levantó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.


Y llevaron al joven vivo y muchos fueron consolados.


Entonces Pedro lo tomó de la mano y lo levantó. Al instante, los pies y los tobillos se le fortalecieron


Pero con la rápida multiplicación de los creyentes, empezaron las murmuraciones. Los que sólo hablaban griego se quejaban contra los de habla aramea, de que sus viudas sufrían discriminación en la distribución diaria de los alimentos.


―Pero, Señor —exclamó Ananías—, he oído contar cosas horribles acerca de ese hombre, y de todo el mal que ha causado a tus santos en Jerusalén.


Pedro viajaba de lugar en lugar visitándolos. Visitó también a los santos del pueblo de Lida.


Debes ayudar a las viudas, si estas no tienen quien las ayude.


La viuda que ha quedado enteramente sola, acude a Dios en busca de ayuda y pasa día y noche en oración y súplica.


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