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Hechos 8:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

7 Felipe echaba fuera demonios, que salían de sus víctimas dando gritos, y también sanaba paralíticos y cojos.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Muchos espíritus malignos fueron expulsados, los cuales gritaban cuando salían de sus víctimas; y muchos que habían sido paralíticos o cojos fueron sanados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Pues espíritus malos salían de los endemoniados dando gritos, y varios paralíticos y cojos quedaron sanos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Porque de muchos que tenían° espíritus inmundos, salían clamando a gran voz; y muchos paralíticos y cojos eran sanados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 porque de muchos posesos salían los espíritus impuros clamando a grandes voces. Y muchos paralíticos y cojos eran curados.

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Hechos 8:7
16 Tagairtí Cros  

los cojos saltarán como el ciervo y los mudos gritarán y cantarán. Entonces brotarán fuentes en los páramos y arroyos en el desierto,


Jesús reunió a sus doce discípulos y les dio autoridad para echar fuera espíritus malignos y para sanar toda clase de enfermedades y dolencias.


Cuéntenle que los ciegos ven, los paralíticos andan, los leprosos se curan, los sordos oyen, los muertos resucitan, y que anuncio las buenas nuevas a los pobres.


Su fama llegó hasta Siria, y le traían todo tipo de enfermos: No había enfermo, endemoniado, loco o paralítico que le trajeran y a quien no sanara.


El espíritu gritó, sacudió violentamente al muchacho, y salió de él. El muchacho quedó inmóvil como si estuviera muerto. Por eso, muchos decían: ―¡Está muerto!


Los setenta y dos discípulos regresaron contentos de la misión y dijeron: ―Señor, hasta los demonios nos obedecen cuando les damos órdenes en tu nombre.


»Les aseguro que el que cree en mí hará las mismas obras que yo hago, y hará obras todavía mayores porque yo vuelvo al Padre.


Grandes multitudes acudían de los suburbios de Jerusalén trayendo enfermos y endemoniados, y todos eran sanados.


Grandes multitudes lo escuchaban atentamente, al ver los milagros que realizaba.


Además, Dios confirmó su mensaje acerca de esta verdad por medio de señales, prodigios, diversos milagros y dones que el Espíritu Santo distribuye según su voluntad.


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