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Hechos 8:27 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

27 Así lo hizo. Y por el camino se encontró con un etíope eunuco, el tesorero de Etiopía, funcionario poderoso de la reina Candace. El etíope había ido a Jerusalén a adorar en el templo.

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Biblia Reina Valera 1960

27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 Entonces él emprendió su viaje y se encontró con el tesorero de Etiopía, un eunuco de mucha autoridad bajo el mando de Candace, la reina de Etiopía. El eunuco había ido a Jerusalén a adorar

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 Felipe se levantó y se puso en camino. Y justamente pasó un etíope, un eunuco de Candaces, reina de Etiopía, un alto funcionario al que la reina encargaba la administración de su tesoro. Había ido a Jerusalén a rendir culto a Dios

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Y levantándose, fue. Y he aquí un hombre etíope, eunuco, funcionario de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba sobre todo su tesoro, quien había ido a adorar° a Jerusalem,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 Se levantó y partió. Un etíope, eunuco, alto funcionario de Candace, reina de los etíopes, que estaba al frente de todos sus tesoros, había venido a Jerusalén a adorar.

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Hechos 8:27
25 Tagairtí Cros  

Cuando la reina de Sabá oyó acerca de la forma maravillosa en que Dios había bendecido a Salomón con sabiduría, decidió ir a probarlo con algunas preguntas difíciles.


Los reyes de la tierra traen sus ofrendas a tu templo de Jerusalén.


Egipto enviará dones de metales preciosos. Etiopía se inclinará ante Dios en adoración.


Entre los que me reconocen puedo contar a Rahab y a Babilonia, a Filistea y a Tiro, lo mismo que a Cus. Se dice: «Este nació en Sion».


Pero vendrá el tiempo en que aquella vigorosa y potente nación terror de todos, lejanos y cercanos, (aquella nación conquistadora y destructora, cuya tierra dividen los ríos), traerá ofrendas al Señor Todopoderoso en Jerusalén, donde él ha puesto su nombre.


del norte y del sur. Yo traeré a mis hijos e hijas de regreso a Israel desde los más apartados rincones de la tierra.


El Señor dice: Los egipcios, etíopes y sabeos estarán sujetos a ti. Acudirán a ti con todas sus mercancías, las cuales te pertenecerán. Irán tras ti como prisioneros en cadenas y se postrarán de rodillas ante ti diciendo: «¡El único Dios que hay, es tu Dios!».


Todas las naciones acudirán a su luz; reyes poderosos vendrán a contemplar sobre ella la gloria del Señor.


Multitud de camellos convergerán en ella, dromedarios de Madián, de Sabá y de Efa también, mercaderes de oro e incienso para añadirlos a la alabanza de Dios.


Realizaré un portentoso milagro contra ellos, y enviaré a los que escapen como misioneros a las naciones: a Tarsis, Put, Lidia (famosa por sus arqueros), Tubal y Grecia, y a las tierras de ultramar que no han oído mi fama ni visto mi gloria. Ahí anunciarán mi gloria a los gentiles.


¿Podrá el etíope cambiar el color oscuro de su piel? ¿O el leopardo quitarse sus manchas? Pues tampoco ustedes, pues están tan acostumbrados al mal, que son incapaces de comenzar a ser buenos.


Cuando el etíope Ebedmélec, importante oficial del palacio, oyó que Jeremías estaba en la cisterna,


Mándale decir a Ebedmélec el etíope: El Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Cumpliré todas mis amenazas contra esta ciudad; la destruiré ante tus ojos,


Los que viven más allá de los ríos de Cus, mi pueblo que había sido esparcido, regresarán a mí trayéndome regalos.


»En el día del juicio, la reina del Sur se levantará contra esta nación y la condenará, porque vino desde los confines de la tierra a escuchar la sabiduría de Salomón. Y ustedes tienen aquí a uno que es superior a Salomón.


Entre la gente que había ido a adorar en la fiesta había algunos griegos.


En el viaje de regreso, el funcionario iba en su carroza leyendo el libro del profeta Isaías.


ni están más allá del océano, tan lejos que nadie pueda hacerte oír su mensaje.


Por la fe, Abraham, cuando fue llamado para ir al lugar que iba a recibir como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba.


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