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Hechos 8:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

17 Entonces Pedro y Juan pusieron las manos sobre los creyentes y ellos recibieron el Espíritu Santo.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Entonces Pedro y Juan impusieron sus manos sobre esos creyentes, y recibieron el Espíritu Santo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Pero entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Entonces les iba imponiendo las manos y recibían el Espíritu Santo.

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Hechos 8:17
15 Tagairtí Cros  

El Señor contestó: ―Toma a Josué (hijo de Nun), quien tiene al Espíritu,


Entonces los jefes de las tribus pondrán las manos sobre ellos,


―Señor —le suplicaba—, mi hija se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella, porque yo sé que puedes hacer que viva.


Después de ayunar y orar, pusieron las manos sobre ellos y los despidieron.


Y cuando Pablo les puso las manos sobre la cabeza, el Espíritu Santo vino sobre ellos y hablaron en lenguas y profetizaron.


Entonces cada uno de los presentes quedó lleno del Espíritu Santo y empezó a hablar en idiomas que no conocía, pero que el Espíritu Santo le permitía hablar.


Presentaron entonces a estos siete ante los apóstoles, quienes oraron poniendo las manos sobre ellos.


Al ver Simón que el Espíritu Santo descendía sobre aquellos a quienes los apóstoles les ponían las manos, les hizo una oferta de dinero.


Ananías obedeció. Al llegar a donde estaba Saulo, le puso las manos encima y le dijo: ―Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.


Tengo muchos deseos de verlos para compartir con ustedes algún don espiritual que los ayude a crecer fuertes en el Señor.


No dejes de ejercitar el don que recibiste por medio de una profecía, cuando los ancianos de la iglesia impusieron las manos sobre ti.


No impongas con ligereza las manos a nadie, porque corres el peligro de hacerte cómplice de pecados ajenos. Consérvate limpio de pecado.


Por eso te aconsejo que avives la llama del don que Dios te dio cuando puse las manos sobre ti.


Dejemos ya lo que se refiere al bautismo, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno.


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