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Hechos 7:34 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

34 He visto los sufrimientos que pasa mi pueblo en Egipto y he escuchado sus clamores. He venido a libertarlos. Ven, te enviaré a Egipto”.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

34 Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su gemido, y he descendido para librarlos. Ahora, pues, ven, te enviaré a Egipto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Ciertamente he visto la opresión de mi pueblo en Egipto. He escuchado sus gemidos y he descendido para rescatarlos. Ahora ve, porque te envío de regreso a Egipto”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 He visto cómo maltratan a mi pueblo en Egipto, he oído su llanto y he bajado para liberarlo. Y ahora ven, que te voy a enviar a Egipto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Ciertamente he visto la opresión de mi pueblo que está en Egipto, y he oído sus gemidos,° y he descendido a librarlos. Ahora, pues, ven, para que te envíe a Egipto.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 He visto el sufrimiento de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas y he bajado a liberarlos. Ahora, pues, ven acá; te voy a enviar a Egipto'.

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Hechos 7:34
21 Tagairtí Cros  

Entonces el Señor bajó para ver la ciudad y la torre que estaban edificando,


Vamos, descendamos y hagamos que hablen diversos idiomas, para que no puedan entenderse».


Bajaré a Sodoma para ver si de verdad sus habitantes son tan malos. Voy a comprobar personalmente si lo que se dice de ellos es verdad o mentira.


»Tú viste las dificultades y los dolores de nuestros antepasados en Egipto y oíste su clamor junto al Mar Rojo.


Pero Dios envió a su siervo Moisés, junto con Aarón, a quien había escogido;


Aun así, él se compadecía de ellos en su angustia y escuchaba sus lamentos.


Abre los cielos y desciende. Toca los montes para que echen humo.


Entonces Dios le respondió a Moisés: ―Diles que te envía el Dios eterno, pues YO SOY EL QUE SOY. ¡Mi nombre es YO SOY! Simplemente diles: “YO SOY es el que me ha enviado”.


Los ancianos creyeron que el Señor los había enviado. Y cuando supieron que el Señor los había visitado, que había visto sus sufrimientos y había decidido rescatarlos, se regocijaron, se arrodillaron y lo adoraron.


El pueblo de Israel continuó su oración: ¡Oh, que surgieras de los cielos y descendieras a la tierra! ¡Cómo se estremecerían los montes en tu presencia!


Luego el Señor, por medio de un profeta, sacó a Israel de Egipto y lo cuidó durante la marcha por el desierto.


Acuérdate que yo te libré de Egipto rompiendo las cadenas de tu esclavitud. Envié a Moisés, a Aarón y a Miriam para que te guiaran.


Yo descenderé y hablaré contigo allí, y tomaré del Espíritu que hay en ti y lo pondré también en ellos. Ellos te ayudarán a llevar la carga de modo que no tengas que hacer este trabajo solo.


Nadie ha subido jamás al cielo excepto el que bajó del cielo, que es el Hijo del hombre.


Yo he venido del cielo a cumplir la voluntad del que me envió y no la mía.


Cada juez rescataba al pueblo de Israel de sus enemigos durante su vida, porque el Señor se compadecía del clamor de su pueblo cuando estaba oprimido y acosado.


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