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Hechos 6:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

7 El mensaje de Dios se seguía extendiendo y el número de los discípulos aumentaba enormemente en Jerusalén, donde muchos de los sacerdotes judíos obedecían a la fe.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Así que el mensaje de Dios siguió extendiéndose. El número de creyentes aumentó en gran manera en Jerusalén, y muchos de los sacerdotes judíos también se convirtieron.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 La Palabra de Dios se difundía; el número de los discípulos en Jerusalén aumentaba considerablemente, e incluso un buen grupo de sacerdotes había aceptado la fe.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y la palabra de Dios crecía,° y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalem, y un gran número de los sacerdotes obedecían a la fe.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 La palabra de Dios se propagaba y el número de discípulos se multiplicaba extraordinariamente en Jerusalén, e incluso una gran multitud de sacerdotes abrazaban la fe.

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Hechos 6:7
25 Tagairtí Cros  

Pero eran muy pocos los sacerdotes para la preparación de los holocaustos, de modo que sus hermanos los levitas les ayudaron hasta que el trabajo estuvo terminado y hasta que otros sacerdotes se presentaron a trabajar, porque los levitas se mostraron mucho más dispuestos a santificarse que los sacerdotes.


El rey Ezequías había dado al pueblo mil becerros para ofrendas y siete mil ovejas; y los príncipes donaron mil becerros y diez mil ovejas. Esta vez, muchos sacerdotes estuvieron dispuestos a purificarse.


Vestiré de salvación a sus sacerdotes; sus fieles cantarán de júbilo.


Tus sacerdotes se vestirán de salvación; ¡que tus siervos fieles canten de gozo!


Pero muchos de los que ahora se creen importantes no lo serán entonces. Y muchos de los que ahora se consideran poco importantes serán los importantes entonces.


Simeón los bendijo y le dijo a María, la madre de Jesús: «Este niño ha sido enviado para hacer que muchos caigan o se levanten en Israel. Él será una señal y muchos se le opondrán,


Sin embargo, muchos de los judíos, y hasta algunos de sus jefes, creyeron en él, pero no lo decían porque tenían miedo que los fariseos los expulsaran de la sinagoga.


La palabra de Dios se propagaba y se extendía.


Pero Elimas el mago (así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al gobernador, se puso en contra de ellos.


donde fortalecieron a los discípulos y los animaron a seguir firmes en la fe. Les decían que era necesario que entraran al reino de Dios después de pasar por muchas tribulaciones.


Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.


y alababan a Dios. Todo el mundo simpatizaba con ellos y todos los días el Señor añadía a la comunidad a los que habían de ser salvos.


Los allí presentes alabaron a Dios, pero le dijeron: «Hermano, como sabes, miles de judíos han creído también, e insisten celosamente en guardar la ley.


Pero con la rápida multiplicación de los creyentes, empezaron las murmuraciones. Los que sólo hablaban griego se quejaban contra los de habla aramea, de que sus viudas sufrían discriminación en la distribución diaria de los alimentos.


Por medio de Cristo, Dios derramó su gracia sobre nosotros y luego nos envió a todas las naciones, para que estas sean obedientes a la fe por amor a Cristo.


Sólo sabían lo que se andaba diciendo: que el antiguo enemigo de los cristianos estaba pregonando la fe que había tratado de destruir.


Por lo tanto, hagamos el bien a todos cada vez que se presente la oportunidad, y especialmente a los que, por la fe, son de la familia.


Esas buenas nuevas que escucharon ustedes están dando fruto y creciendo en todo el mundo, como también sucedió entre ustedes mismos desde el día en que escucharon y entendieron la gracia de Dios.


y castigue a los que no conocen a Dios ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesús.


por predicarlo sufro penalidades y me tienen en la cárcel como a un criminal. Pero la Palabra de Dios no está presa.


Por la fe, Abraham, cuando fue llamado para ir al lugar que iba a recibir como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba.


Y habiendo sido perfeccionado de esa manera, llegó a ser el autor de la salvación eterna de todos los que lo obedecen.


Pero ustedes, amados míos, manténganse firmes en su santísima fe; aprendan a orar guiados por el Espíritu Santo;


Amados, me había propuesto escribirles acerca de la salvación que Dios nos ha dado; pero ahora es preciso escribirles para que luchen y defiendan con firmeza la verdad que Dios, una vez y para siempre, dio a su santo pueblo.


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