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Hechos 6:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

11 contrataron a testigos falsos para que dijeran que lo habían escuchado blasfemar contra Moisés y aun contra Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Entonces persuadieron a unos hombres para que dijeran mentiras acerca de Esteban. Ellos declararon: «Nosotros lo oímos blasfemar contra Moisés y hasta contra Dios».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Al no poder resistir a la verdad, sobornaron a unos hombres para que afirmaran: 'Hemos oído hablar a este hombre contra Moisés y contra Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Entonces sobornaron a unos varones que dijeran:° Lo hemos oído hablando palabras blasfemas contra Moisés y Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Entonces sobornaron a unos hombres que dijeron: 'Le hemos oído proferir palabras injuriosas contra Moisés y contra Dios'.

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Hechos 6:11
28 Tagairtí Cros  

»No acepten falsos rumores. »No cooperen con el malvado apoyando su testimonio, cuando sepan que es falso.


Los sacerdotes y los falsos profetas presentaron sus cargos contra Jeremías ante los dignatarios y el pueblo: ―Este hombre merece morir —decían—. Con sus propios oídos han oído su traición, pues ha declarado que esta ciudad será destruida.


Pero cuando salía por la llamada puerta de Benjamín un centinela lo detuvo como traidor, acusándolo de querer pasarse al lado de los babilonios. El centinela que lo detuvo era Irías, hijo de Selemías, nieto de Jananías.


Por medio de Moisés recibimos la ley mientras que por medio de Jesucristo recibimos el amor y la verdad.


Harán estas cosas porque no nos han conocido ni al Padre ni a mí.


Sabemos que Dios le habló a Moisés, pero de este no sabemos nada.


ya que estas son las cosas contra las cuales a través de los tiempos se ha estado predicando todos los sábados en las sinagogas judías de todas las ciudades».


Pero cuando los judíos se le enfrentaron y blasfemaron, se sacudió sus ropas y les dijo: ―Que su sangre caiga sobre las cabezas de ustedes. Yo he cumplido ya con mi deber. De ahora en adelante me iré a predicar entre los gentiles.


«¡Varones israelitas! —gritaron agarrándolo por los brazos—. ¡Ayúdennos! Este es el hombre que predica contra nuestro pueblo y anda por ahí aconsejando que desobedezcan las leyes judías. ¡Y hasta se ha atrevido a hablar contra el templo y a profanarlo introduciendo griegos en él!».


Le pidieron a Festo con insistencia que les hiciera el favor de que Pablo fuera llevado a Jerusalén. Ellos planeaban matarlo cuando viniera en camino.


Cuando este entró, los judíos que venían de Jerusalén lo rodearon y acusaron de cosas muy malas. Pero no pudieron probar que eran ciertas.


Muchas veces, en todas las sinagogas, los castigué para obligarlos a renegar. Mi enojo contra ellos era tan grande que hasta en las ciudades del extranjero los perseguía.


Pero como no podían resistir la sabiduría ni el Espíritu con que hablaba Esteban,


Tal acusación encendió los ánimos del pueblo, de los ancianos y de los maestros de la ley contra Esteban. Lo arrestaron y lo presentaron ante el concilio.


Allí, una vez más, los falsos testigos afirmaron que Esteban no cesaba de hablar contra el templo y la ley de Moisés.


Si así fuera, podríamos llegar a esta conclusión: «Hagamos el mal para que nos vaya bien». Los que dicen tales cosas tienen bien merecida la condenación. ¡Y hay quién se atreve a decir que esto es lo que yo enseño!


Antes, yo me burlaba de su nombre, perseguía a sus seguidores y era un insolente. Pero Dios tuvo misericordia de mí, porque, como era incrédulo, no sabía lo que hacía.


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