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Hechos 5:26 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

26 El jefe de la guardia corrió con los alguaciles a arrestarlos, sin hacer uso de la fuerza, por temor a que el pueblo los apedreara.

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Biblia Reina Valera 1960

26 Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 El capitán fue con los guardias del templo y arrestó a los apóstoles, pero sin violencia, porque tenían miedo de que la gente los apedreara.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 El jefe de la guardia fue con sus ayudantes y los trajeron, pero sin violencia, porque tenían miedo de ser apedreados por el pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Entonces el jefe de la guardia fue con los alguaciles y los condujo sin violencia, porque temían que el pueblo pudiera apedrearlos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Fue entonces el jefe de la guardia con sus hombres y los condujeron, sin violencia, porque temían al pueblo, no fueran a apedrearles.

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Hechos 5:26
13 Tagairtí Cros  

Herodes lo habría matado en seguida, pero temía que el pueblo se le rebelara, ya que la gente consideraba que Juan era profeta.


Y si decimos que no fue Dios el que lo envió, el pueblo se enojará, porque casi todo el mundo cree que Juan era profeta.


―No debemos hacerlo durante la celebración de la Pascua —dijeron—, porque habrá revuelta.


Pedro lo siguió de lejos, llegó hasta el patio del sumo sacerdote y se sentó entre los soldados a esperar el desarrollo de los acontecimientos.


Los maestros de la ley y los jefes de los sacerdotes se dieron cuenta de que la parábola se refería a ellos. Por eso querían arrestarlo en ese mismo momento, pero le tenían miedo a la gente.


Y si decimos que “de la tierra”, todo el pueblo nos apedreará, porque están seguros de que Juan era un profeta».


Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley buscaban la manera de acabar con Jesús, pero le tenían miedo a la gente.


Este fue a los jefes de los sacerdotes y a los capitanes del templo para ponerse de acuerdo con ellos en cómo les entregaría a Jesús.


Entonces los volvieron a amenazar, pero luego los soltaron. No hallaban la manera de castigarlos, ya que no había quien no estuviera alabando a Dios por el milagro ocurrido.


Aunque ninguno de los otros se atrevía a unírseles, a pesar del alto aprecio que les tenían,


Pero cuando los guardias llegaron a la cárcel no los encontraron allí, y regresaron a notificarlo.


Después de escuchar esto, el jefe de la guardia y los principales sacerdotes estaban confundidos y se preguntaban a dónde iría a parar todo aquello.


En ese preciso instante, llegó uno con la noticia de que los prisioneros estaban en el templo enseñándole al pueblo.


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