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Hechos 5:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

16 Grandes multitudes acudían de los suburbios de Jerusalén trayendo enfermos y endemoniados, y todos eran sanados.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Multitudes llegaban desde las aldeas que rodeaban a Jerusalén y llevaban a sus enfermos y a los que estaban poseídos por espíritus malignos, y todos eran sanados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Acudían multitudes de las ciudades vecinas a Jerusalén trayendo a sus enfermos y a personas atormentadas por espíritus malos, y todos eran sanados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 También de ciudades circunvecinas de Jerusalem concurría la multitud, trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos, y todos eran sanados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Concurría también muchedumbre de gente de los alrededores de Jerusalén llevando enfermos y atormentados por espíritus impuros, y todos quedaban curados.

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Hechos 5:16
16 Tagairtí Cros  

Entonces Herodes se puso furioso por la burla de los sabios y mandó matar a todos los niños varones que vivieran en Belén y sus alrededores y que tuvieran dos años o menos. Lo ordenó así tomando en cuenta el tiempo que los sabios le habían indicado.


Su fama llegó hasta Siria, y le traían todo tipo de enfermos: No había enfermo, endemoniado, loco o paralítico que le trajeran y a quien no sanara.


Por la noche llevaron varios endemoniados a Jesús. Bastaba una sola palabra para que los demonios huyeran y los enfermos sanaran.


Un día que enseñaba, estaban sentados por allí algunos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y hasta de Jerusalén. Jesús mostraba el poder del Señor sanando a los enfermos.


Habían llegado para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades. También los que eran atormentados por espíritus malos quedaban sanos.


Pero la gente se dio cuenta donde estaba y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios, y sanó a los enfermos.


»Les aseguro que el que cree en mí hará las mismas obras que yo hago, y hará obras todavía mayores porque yo vuelvo al Padre.


La gente colocaba a los enfermos en las calles en colchonetas y camillas para que al menos la sombra de Pedro los tocara.


El sumo sacerdote y sus colegas de la secta de los saduceos reaccionaron con envidia,


A unos les da una fe extraordinaria; a otros, poder para sanar enfermos.


Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.


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