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Hechos 3:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 En cierta ocasión, Pedro y Juan fueron al templo a orar. Era como a las tres de la tarde.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Cierta tarde, Pedro y Juan fueron al templo para participar en el servicio de oración de las tres de la tarde.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Un día, cuando Pedro y Juan subían al Templo para la oración de las tres de la tarde,

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Cierto día° Pedro y Juan subían° al templo a la hora de la oración, la novena.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 En cierta ocasión, Pedro y Juan subían al templo para la oración de la hora nona

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Hechos 3:1
27 Tagairtí Cros  

Cuando llegó la hora del acostumbrado sacrificio de la tarde, Elías se dirigió hasta el altar y oró: «Señor, Dios de Abraham, Isaac e Israel, demuestra que tú eres el Dios de Israel, y que yo soy tu siervo; demuestra que yo he hecho todo esto por orden tuya.


Oraré de mañana, al medio día y de noche, suplicándole a Dios; él escuchará.


uno en la mañana y otro en la tarde.


Pero aunque Daniel lo supo, se fue a su hogar y se arrodilló como de costumbre en su dormitorio en la planta alta, con sus ventanas abiertas hacia Jerusalén, y oró tres veces al día, tal como siempre lo había hecho, dando gracias a su Dios.


el ángel Gabriel, a quien había visto en la visión anterior, voló velozmente hacia mí a la hora en que en el templo se realiza el sacrificio ritual de la tarde,


Uno será sacrificado en la mañana, y el otro en la tarde.


Seis días después, Jesús, con Pedro, y Jacobo y Juan (que eran hermanos), subió a la cima de un elevado monte para estar a solas.


Entró con Pedro y los dos hijos de Zebedeo (Jacobo y Juan). Ya a solas los cuatro, se fue llenando de indescriptible tristeza y de profunda angustia.


Aquel día, desde el mediodía hasta las tres de la tarde, la tierra se sumió en oscuridad.


A la hora de ofrecer el incienso, la gente estaba reunida afuera orando.


«Dos hombres fueron al templo a orar. Uno de ellos era fariseo y el otro, un cobrador de impuestos.


Jesús llamó a Pedro y a Juan, y les dijo: —Vayan y preparen todo para que comamos la Pascua.


Desde ese día estaban siempre en el templo alabando a Dios.


El discípulo a quien Jesús quería mucho le dijo a Pedro: ―¡Es el Señor! Cuando Simón Pedro le oyó decir: «Es el Señor», se puso la ropa, pues estaba casi desnudo, y se tiro al agua.


Un día tuvo una visión. Eran aproximadamente las tres de la tarde. En la visión vio a un ángel de Dios que se le acercaba. ―¡Cornelio! —le dijo el ángel.


―Hace cuatro días —contestó Cornelio—, mientras oraba en la tarde como es mi costumbre, se me presentó de pronto un hombre vestido con un manto resplandeciente.


Todos los días se reunían en el templo y en los hogares, compartían los alimentos con regocijo y sencillez de corazón


Cuando el lisiado vio a Pedro y Juan que iban a entrar al templo, les pidió dinero.


Los apóstoles lo miraron fijamente. ―¡Míranos! —le dijo Pedro.


Ante la elocuencia de Pedro y Juan, y viendo que eran hombres sin muchos estudios, los miembros del concilio se maravillaron y reconocieron que habían estado con Jesús.


En ese preciso instante, llegó uno con la noticia de que los prisioneros estaban en el templo enseñándole al pueblo.


Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que el pueblo de Samaria había aceptado el mensaje de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan.


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