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Hechos 28:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 El padre de Publio estaba en cama, enfermo con fiebre y disentería. Pablo fue a verlo, oró por él y después puso las manos sobre él y lo sanó.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

8 Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Dio la casualidad de que el padre de Publio estaba enfermo con fiebre y disentería. Pablo entró a verlo, oró por él, puso sus manos sobre él y lo sanó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Precisamente el padre de Publio estaba en cama con fiebre y disentería. Pablo entró a verlo, oró, le impuso las manos y lo sanó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y aconteció que el padre de Publio yacía° en cama, enfermo de fiebre y disentería; y entrando Pablo a verlo, después de orar, le impuso las manos y lo sanó.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Estaba el padre de Publio en cama, aquejado de fiebres y disentería. Pablo entró a verle, oró, le impuso las manos y lo curó.

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Hechos 28:8
22 Tagairtí Cros  

Jesús reunió a sus doce discípulos y les dio autoridad para echar fuera espíritus malignos y para sanar toda clase de enfermedades y dolencias.


»Curen enfermos, resuciten muertos, sanen leprosos y echen fuera demonios. De la misma manera que ustedes están recibiendo este poder gratuitamente, tampoco cobren por sus servicios.


Entonces le dijo al hombre: ―Extiende la mano. Y al extenderla le quedó tan normal como la otra.


Apenas terminó de pronunciar estas palabras, cuando un jefe de los judíos llegó y se postró ante él. ―Mi hija acaba de morir —le dijo—, pero sé que resucitará si vas y la tocas.


tomarán en sus manos serpientes, cuando beban algo venenoso, no les hará daño, pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán».


―Señor —le suplicaba—, mi hija se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella, porque yo sé que puedes hacer que viva.


Debido a la incredulidad de la gente no pudo realizar ningún milagro allí, salvo poner las manos sobre unos pocos enfermos y sanarlos.


Le llevaron un hombre que era sordo y tartamudo y le suplicaron que pusiera la mano sobre él.


Le dijo eso mientras ponía las manos sobre la mujer, y ella al instante se enderezó y comenzó a alabar a Dios.


Al anochecer, la gente le llevó a Jesús todos los que tuvieran cualquier tipo de enfermedad. Él puso las manos sobre cada uno de ellos y los sanó.


Cerca del lugar donde estábamos había unos terrenos que le pertenecían a Publio, el funcionario principal de la isla. Este nos hospedó durante tres días en su casa y fue muy amable con nosotros.


Al enterarse de esto, los demás enfermos de la isla fueron a ver a Pablo para que los sanara, y él los sanó.


Pedro les ordenó que salieran del cuarto y se arrodilló a orar. Luego se volvió hacia el cadáver: ―Levántate, Tabita —le ordenó. Inmediatamente ella abrió los ojos; y al ver a Pedro, se incorporó.


Dios ha puesto en su iglesia: apóstoles, que son los primeros, profetas, en segundo lugar, maestros, en tercer lugar, y luego, los que realizan milagros, los que tienen el don de sanar, los que pueden ayudar a los demás, los que pueden administrar, los que hablan en diversas lenguas.


A unos les da una fe extraordinaria; a otros, poder para sanar enfermos.


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