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Hechos 28:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 Los habitantes de la isla nos atendieron muy bien. Encendieron una fogata y nos invitaron a acercarnos, porque estaba lloviendo y hacía mucho frío.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

2 Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 La gente de la isla fue muy amable con nosotros. Hacía frío y llovía, entonces encendieron una fogata en la orilla para recibirnos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Los nativos nos trataron con una cordialidad poco común, encendieron una gran hoguera y nos cuidaron a todos, ya que llovía y hacía frío.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y los nativos° nos trataron con no poca humanidad, porque a causa de la lluvia que caía y del frío, encendieron un fuego y nos recibieron a todos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Los nativos tuvieron con nosotros una amabilidad poco frecuente, porque nos recibieron a todos y encendieron una hoguera contra la lluvia que caía y contra el frio.

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Hechos 28:2
19 Tagairtí Cros  

Así que a los tres días, el día veinte del mes noveno, todos los hombres de Judá y de Benjamín ya habían llegado y estaban sentados en la plaza del templo. Temblaban a causa de la seriedad del asunto que los había reunido y por la lluvia intensa que caía.


»No busquen la venganza. No conserven rencor en el corazón, sino amen a su prójimo como a ustedes mismos, porque yo soy el Señor.


Deben tratarlos como a uno de ustedes. Ámenlos como a ustedes mismos, porque recuerden que ustedes también fueron extranjeros en Egipto. Yo soy el Señor su Dios.


Y el que le dé al más humilde de mis discípulos un vaso de agua por el simple hecho de que es mi discípulo recibirá su recompensa: esto se lo aseguro yo a ustedes».


Como hacía frío, los criados y los guardias habían hecho una fogata para calentarse. Todos estaban de pie alrededor de la fogata, y Pedro también estaba con ellos calentándose.


Al día siguiente, llegamos a Sidón. Julio fue muy amable y permitió que Pablo visitara a sus amigos y que ellos lo atendieran.


Mientras Pablo recogía un montón de leña para echarla al fuego, una víbora que huía del calor se le prendió en la mano.


Los habitantes de la isla, al ver la víbora colgada de la mano de Pablo, se pusieron a decir entre ellos: «No cabe duda de que es un asesino. Pues aunque se salvó del mar, la justicia divina no lo deja vivir».


Me siento en deuda con todos, con los griegos y con lo que no lo son, con el hombre culto y también con el inculto.


Reciban a cualquier hermano aun cuando su fe sea débil, y no entren en discusiones con él.


El que cree que es correcto comer de todo no debe menospreciar al que no come ciertas cosas. Y el que no come de todo no debe condenar al que sí lo hace, porque Dios lo ha aceptado.


El que no se ha circuncidado pero obedece la ley te condenará a ti, que estás circuncidado y tienes la ley, pero no la obedeces.


Sin embargo, si alguien me habla en uno de esos idiomas y no lo entiendo, yo seré extranjero para él y él lo será para mí.


He sufrido muchos trabajos y fatigas, he pasado noches sin dormir; he tenido hambre y sed; he pasado sin comer; he padecido frío y no he tenido con qué cubrirme.


La nacionalidad y la raza, la religión, la educación y la posición social carecen de importancia en esta vida. Lo que importa es que Cristo es todo y está en todos.


No se olviden de practicar la hospitalidad, porque de esa manera, algunos, sin darse cuenta, hospedaron ángeles.


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