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Hechos 27:41 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

41 Pero el barco fue a dar a un banco de arena y se atascó. La parte delantera se encajó en el fondo y no se podía mover. La parte de atrás se hacía pedazos por la fuerza con que las olas la golpeaban.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

41 Pero dando en un lugar de dos aguas, hicieron encallar la nave; y la proa, hincada, quedó inmóvil, y la popa se abría con la violencia del mar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

41 pero chocaron contra un banco de arena y el barco encalló demasiado rápido. La proa del barco se clavó en la arena, mientras que la popa fue golpeada repetidas veces por la fuerza de las olas y comenzó a hacerse pedazos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

41 Pero chocaron contra un banco de arena y el barco quedó encallado: la proa se clavó y quedó inmóvil, mientras la popa se iba destrozando por los golpes violentos de las olas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

41 Pero cayendo en un lugar de corrientes cruzadas,° encallaron la nave; y la proa, al clavarse, quedó inmóvil, pero la popa se abría por la violencia.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

41 Toparon con un lugar con mar a los dos costados y lanzaron la nave, cuya proa encalló y quedó inmóvil, mientras la popa se deshacía por la violencia del oleaje.

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Hechos 27:41
11 Tagairtí Cros  

El rey Josafat construyó barcos que fueran a buscar oro a Ofir; pero jamás llegaron, porque naufragaron en Ezión Guéber.


Entonces Eliezer hijo de Dodías, de Maresá, profetizó contra Josafat lo siguiente: «Por cuanto te has asociado con el rey Ocozías, el Señor destruirá los barcos que has construido». En efecto, los barcos naufragaron y jamás llegaron a Tarsis.


»¡Pero ahora tus estadistas conducen tu barco, es decir, los negocios del reino, hacia un desastroso huracán! ¡Tu poderosa nave peligra ante la fuerte tormenta que viene del este, y sufres el naufragio en medio de los mares!


Ahora yaces quebrantada bajo el mar; toda tu mercadería y tu tripulación han perecido contigo.


Después de subirlo a bordo, amarraron con cuerdas todo el casco del barco para sujetarlo. Como temían que el barco quedara atrapado en los bancos de arena llamados Sirte, echaron el ancla flotante y dejaron el barco a la deriva.


Los marineros querían escapar del barco. Por eso comenzaron a bajar el bote salvavidas al mar. Hacían como que iban a echar algunas anclas por la parte delantera del barco.


Cortaron las cuerdas de las anclas y las dejaron caer en el mar. Soltaron los remos que guiaban el barco. Luego alzaron la vela delantera y se dirigieron a la playa.


Los soldados querían matar a los presos para que ninguno se escapara nadando.


Por eso, amados hermanos míos, estén firmes y constantes; trabajen siempre para la obra del Señor, conscientes de que nada de lo que hagamos para el Señor será en vano.


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