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Hechos 26:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

18 para que les abras los ojos y dejen las tinieblas para venir a la luz, para que dejen el poder de Satanás por el de Dios. Y así, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia junto con el santo pueblo de Dios”.

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Biblia Reina Valera 1960

18 para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 para que les abras los ojos, a fin de que pasen de la oscuridad a la luz, y del poder de Satanás a Dios. Entonces recibirán el perdón de sus pecados y se les dará un lugar entre el pueblo de Dios, el cual es apartado por la fe en mí”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Tú les abrirás los ojos para que se conviertan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios: creyendo en mí se les perdonarán los pecados y compartirán la herencia de los santos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 a fin de que abras sus ojos, para que vuelvan° de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban,° por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 a fin de que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, y alcancen la remisión de los pecados y tengan parte en la herencia de los que han sido santificados por la fe en mí'.

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Hechos 26:18
90 Tagairtí Cros  

Abre mis ojos para que vean las maravillas de tu ley.


El Señor da vista a los ciegos, el Señor ama a los justos.


En aquel día los sordos oirán la palabra del libro, y desde su tristeza y tinieblas los ciegos conocerán mis planes.


Entonces por fin se abrirán los ojos de Israel para ver a Dios, el pueblo escuchará la voz de su Dios.


Y cuando él venga abrirá los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos,


Al ciego Israel lo conducirá por sendas que nunca antes vio. Ante ellos hará resplandecer las tinieblas, y allanará y enderezará el camino que les espera, no los abandonará.


Darás vista a los ciegos y libertarás a los que yacen en prisión de tinieblas y desaliento.


Tráelos de regreso a mí, aunque son ciegos y sordos a mi llamado.


«Te he llamado para que realices una obra más grande que la de restaurar a Israel y que hagas volver a los sobrevivientes de mi pueblo. ¡Yo te convertiré en luz de las naciones del mundo para que también a ellas les lleves mi salvación!».


El pueblo que anda en tinieblas verá una gran luz, una luz que iluminará a todos los que moran en la tierra de amenaza de muerte.


»Pero para ustedes que respetan mi fama, se levantará el Sol de Justicia trayendo en sus rayos la salvación. Entonces serán libres y saltarán con gozo, como los terneros que son sacados del establo.


―¡Vete de aquí, Satanás! —le respondió Jesús—. Las Escrituras dicen: “Sólo al Señor tu Dios adorarás, y solamente a él le obedecerás”.


El pueblo que estaba en tinieblas vio una gran luz y al pueblo que andaba en regiones de sombra de muerte le resplandeció la luz».


Tú le enseñarás a su pueblo que hay salvación por medio del perdón de sus pecados.


para dar luz a los que viven en tinieblas y en la más terrible oscuridad; para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».


es la luz que alumbrará a las naciones y la gloria de tu pueblo Israel».


Entonces les abrió el entendimiento para que pudieran comprender las Escrituras.


Y también que en su nombre, comenzando en Jerusalén, se predicará a todas las naciones que hay perdón de pecados para el que se arrepiente.


«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para dar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado para anunciar libertad a los presos y dar vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos,


Santifícalos en tu palabra que es la verdad.


En esto consiste la condenación: en que la luz vino al mundo y la gente prefirió las tinieblas a la luz, pues las cosas que hacía eran malas.


Jesús le contestó: ―Si supieras lo que Dios puede darte y quién es el que te está pidiendo agua, serías tú la que le pediría agua a él y él te daría agua que da vida.


pero el que beba del agua que yo le dé, no volverá a tener sed jamás, porque dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.


Jesús, una vez más le habló a la gente diciendo: ―Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en oscuridad, porque tendrá la luz de la vida.


Entonces Jesús dijo: ―Yo he venido a este mundo para juzgarlo. Para que los ciegos vean, y para que se queden ciegos los que ven.


Mientras yo estoy en el mundo, soy la luz del mundo.


Los profetas afirmaron que cualquiera que crea en él, alcanzará el perdón de los pecados en virtud de su nombre.


Después de todo, el Señor nos lo ha ordenado: »“Te he convertido en luz que ilumina a los gentiles y, por lo tanto, les has de llevar la salvación hasta lo más recóndito del mundo”».


Y no hizo ninguna distinción entre ellos y nosotros, porque les había limpiado sus corazones por medio de la fe.


―Arrepiéntanse —les respondió Pedro—, y bautícense en el nombre de Jesucristo, para que Dios les perdone sus pecados. Entonces recibirán también el don del Espíritu Santo,


A judíos y gentiles les he dado testimonio de que necesitan arrepentirse de sus pecados y tener fe en nuestro Señor Jesucristo.


Ahora los encomiendo al cuidado de Dios y a su palabra, que es capaz de fortalecerlos y de darles la herencia con los demás que están apartados para Dios.


»Por lo tanto, oh rey Agripa, no desobedecí esa visión del cielo.


que el Cristo sufriría y que sería el primero en resucitar. De esta manera, anunciaría la luz a los judíos y a los que no lo son».


»Por eso, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios para que él los limpie de sus pecados


Luego, con su gran poder, lo exaltó como Príncipe y Salvador, para que el pueblo de Israel se vuelva a Dios y alcance el perdón de sus pecados.


Y como somos sus hijos, somos herederos: herederos de Dios y coherederos junto con Cristo. Pero si compartimos su gloria, también hemos de participar de sus sufrimientos.


a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser un pueblo santo, junto con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.


Por Dios es por quien ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría, nuestra justificación, nuestra santificación y nuestra redención.


pues el dios de este mundo los ha cegado y no pueden contemplar la gloriosa luz de la buena noticia acerca de Cristo que brilla ante ellos. Cristo es la imagen de Dios.


Porque Dios, que dijo: «Resplandezca la luz en las tinieblas», hizo brillar su luz en nuestros corazones y nos ha hecho comprender que es el resplandor de su gloria lo que brilla en el rostro de Cristo.


No se unan en matrimonio con los que no creen en el Señor, porque ¿qué pueden tener en común la justicia con la maldad? ¿Cómo puede la luz llevarse bien con la oscuridad?


Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí. Y esta vida que ahora tengo la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó por mí.


Y así sucedió para que ahora Dios pueda dar también a los gentiles la misma bendición que prometió a Abraham; y para que nosotros podamos recibir la promesa del Espíritu Santo a través de esta fe.


Sólo quiero que me contesten esto: ¿Recibieron ustedes al Espíritu Santo por guardar la ley? Claro que no; lo recibieron cuando creyeron en el mensaje.


En virtud de lo que Cristo hizo, ahora somos herederos, porque en su plan soberano nos escogió desde el principio para ser suyos; y esto es el cumplimiento de ese plan que Dios quería llevar a cabo.


La presencia del Espíritu Santo en nosotros es como el sello de garantía de que Dios nos dará nuestra herencia. Además, significa que Dios ya nos ha comprado y que nos salvará hasta el final. Todo esto lo hizo para que le alabemos y le demos a él la gloria.


Pido también que ilumine sus corazones para que sepan cuál es la esperanza a la que los llamó y qué enorme es la riqueza de la herencia que él ha dado a los que son suyos.


Gracias a que él derramó su sangre, tenemos el perdón de nuestros pecados. Así de abundante es su gracia.


Por su misericordia y por medio de la fe, ustedes son salvos. No es por nada que ustedes hayan hecho. La salvación es un regalo de Dios


Ellos tienen nublada la mente y desconocen la vida que viene de Dios. Esto se debe a que son ignorantes y han endurecido su corazón.


No participen de las acciones malas de los que viven en oscuridad, las cuales no traen ningún provecho. Más bien, háganles ver sus pecados.


Aunque ustedes antes vivían en tinieblas, ahora viven en la luz. Esa luz debe notarse en su conducta como hijos de Dios.


porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra los poderes, las autoridades y los gobernantes de este mundo en tinieblas; o sea, que luchamos contra los espíritus malignos que actúan en el cielo.


De esta manera, volviendo en sí, escaparán de los lazos del diablo que los mantiene esclavizados y sujetos a su voluntad.


Y como Jesucristo hizo la voluntad de Dios al sacrificar su propio cuerpo, una sola vez y para siempre, por eso nosotros somos santificados.


Porque con un solo sacrificio hizo perfectos para siempre a los que está santificando.


Sin fe es imposible agradar a Dios. El que quiera acercarse a Dios debe creer que existe y que premia a los que sinceramente lo buscan.


Por eso, Cristo es mediador de un nuevo pacto. Por medio de su muerte, los llamados recibirán la herencia eterna que se les ha prometido, y serán liberados de los pecados que han cometido.


Escuchen, hermanos queridos: Dios ha escogido a los que son pobres según el mundo, para que sean ricos en fe y reciban como herencia el reino que él prometió a quienes lo aman.


y recibamos una herencia que no se puede destruir ni marchitar ni manchar. Esa es la herencia que está reservada en el cielo para ustedes,


Antes ustedes eran como ovejas descarriadas, pero ahora han regresado al Pastor que cuida de sus vidas.


Pero ustedes son una familia escogida, son sacerdotes reales y son una nación santa. Son un pueblo que Dios compró para que anuncien sus obras extraordinarias; él fue quien los llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.


Pero si confesamos a Dios nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad.


Les escribo estas cosas, queridos hijos, porque sus pecados han sido perdonados en el nombre de Cristo.


El que practica el pecado pertenece al diablo, porque el diablo comenzó a pecar desde el principio. Pero el Hijo de Dios vino a destruir las obras del diablo.


Sabemos que somos hijos de Dios. El mundo que nos rodea está bajo el dominio de Satanás,


Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo,


No entrará en ella nada impuro, ni los idólatras ni los mentirosos; solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.


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