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Hechos 22:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

6 »Pero cuando iba en camino y ya me acercaba a Damasco, como a eso del mediodía, de repente una intensa luz del cielo relampagueó a mi alrededor.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 »Cuando iba de camino, ya cerca de Damasco, como al mediodía, de repente una intensa luz del cielo brilló alrededor de mí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Iba de camino, y ya estaba cerca de Damasco, cuando a eso de mediodía se produjo un relámpago y me envolvió de repente una luz muy brillante que venía del cielo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Pero me aconteció yendo, cuando me acercaba a Damasco, como a medio día, súbitamente una gran luz del cielo resplandeció° en torno a mí,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Pero me sucedió que, mientras iba de camino y me acercaba a Damasco, a eso del mediodía, súbitamente me rodeó una gran luz del cielo.

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Hechos 22:6
11 Tagairtí Cros  

Esperó hasta la noche y los atacó por sorpresa, los derrotó y los persiguió hasta Hobá, que queda al norte de Damasco.


Pero Abram contestó: ―Mi Señor y Dios, ¿para qué me servirá todo lo que me vas a dar, si no tengo hijos? En ese caso, como no me has dado un hijo, todo lo que me regales le quedará a Eliezer de Damasco, que es uno de mis criados.


David situó varias guarniciones en Damasco, y los sirios fueron súbditos de David y le presentaban anualmente sus tributos. El Señor le daba victorias en todas las campañas militares que emprendía.


Entonces el Señor Todopoderoso subirá a su trono en Sion y gobernará gloriosamente en Jerusalén, a la vista de todos los dignatarios de su pueblo. Tan grande será el resplandor de esa gloria que hará desvanecer la brillantez del sol y de la luna.


Allí Jesús se transfiguró delante de los discípulos. Su rostro se volvió brillante como el sol, y su ropa blanca como la luz.


Caí al suelo y escuché una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”.


Entonces se formó un gran alboroto. Algunos maestros de la ley que eran fariseos se pusieron de pie y dijeron: «No encontramos nada que haga culpable a este hombre. Tal vez le habló un espíritu o un ángel».


Y por último, como a uno que había nacido fuera de tiempo, se me apareció a mí.


En la mano derecha sostenía siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos. El rostro le brillaba con el resplandor del sol cuando brilla con toda su fuerza.


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