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Hechos 21:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

11 y fue a visitarnos. Al ver a Pablo, le quitó el cinturón, se ató con él de pies y manos y dijo: ―El Espíritu Santo dice: “Así atarán los judíos de Jerusalén al dueño de este cinturón y lo entregarán a los gentiles”.

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Biblia Reina Valera 1960

11 quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Se acercó, tomó el cinturón de Pablo y se ató los pies y las manos. Luego dijo: «El Espíritu Santo declara: “De esta forma será atado el dueño de este cinturón por los líderes judíos en Jerusalén y entregado a los gentiles”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Se acercó a nosotros, tomó el cinturón de Pablo, se ató con él de pies y manos y dijo: 'Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos al dueño de este cinturón y lo entregarán en manos de los extranjeros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 el cual vino a nosotros, y tomando el cinto de Pablo, se ató los pies y las manos, y dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalem al varón de quien es este cinto, y lo entregarán en manos de los gentiles.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 que se llegó a nosotros, tomó el cinturón de Pablo, se ató los pies y las manos y dijo: 'Esto dice el Espíritu Santo: al hombre a quien pertenece este cinturón, lo atarán así en Jerusalén los judíos y lo entregarán en manos de los gentiles'.

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Hechos 21:11
34 Tagairtí Cros  

Sedequías hijo de Quenaná, que era uno de los falsos profetas, hizo unos cuernos de hierro y declaró: ―El Señor promete que con estos cuernos cornearás a los sirios hasta destruirlos.


el Señor ordenó a Isaías, hijo de Amoz, que se quitara la ropa, inclusive los zapatos, y anduviera desnudo y descalzo. E Isaías hizo como se le mandó.


El Señor dijo: Cómprate una tinaja de barro y llévala al valle de Ben Hinón junto a la puerta oriental de la ciudad.


Yo envié a mis profetas para advertirles por medio de muchas visiones, parábolas y sueños».


Al terminar de orar, Jesús salió con sus discípulos y cruzó el arroyo de Cedrón. Al otro lado había un huerto al cual entraron.


Un día en que estos hombres estaban adorando al Señor y ayunando, el Espíritu Santo dijo: ―Apártenme a Bernabé y a Saulo para la tarea a la que los he llamado.


Luego atravesaron Frigia y Galacia, porque el Espíritu Santo les prohibió predicar en la provincia de Asia.


pero el Espíritu Santo me ha estado repitiendo en cada ciudad que me esperan prisiones y sufrimientos.


El jefe de la guarnición arrestó al apóstol y ordenó que lo ataran con dos cadenas. Luego preguntó quién era y qué había hecho.


Allí estuvimos con los discípulos una semana. Y ellos, iluminados por el Espíritu, le advirtieron a Pablo que no fuera a Jerusalén.


Pero cuando lo estaban sujetando con cadenas para azotarlo, Pablo le dijo al capitán de los soldados que estaba allí: —¿La ley les permite a ustedes azotar a un ciudadano romano antes de que lo juzguen?


Después de dos años, a Félix lo sustituyó Porcio Festo. Como Félix quería quedar bien con los judíos, dejó preso a Pablo.


Pablo le respondió: ―Le pido a Dios que, sea en poco o en mucho tiempo, usted y todos los que hoy me están escuchando sean como yo; pero por supuesto, sin estas cadenas.


Tres días después, Pablo reunió a los dirigentes judíos y les dijo: ―Hermanos, yo no he hecho nada contra mi pueblo ni contra las costumbres de nuestros antepasados. Sin embargo, me arrestaron en Jerusalén y me entregaron a los romanos.


Yo les he pedido que vengan para verlos y hablar con ustedes. Estoy preso porque tengo la misma esperanza que tiene el pueblo de Israel.


Como no pudieron ponerse de acuerdo entre ellos, comenzaron a irse. Entonces Pablo finalmente les dijo: «El Espíritu Santo tenía razón cuando les habló a sus antepasados por medio del profeta Isaías y les dijo:


«Da alcance a esa carroza —le dijo el Espíritu Santo a Felipe—, y acércate a ella».


Y yo le mostraré cuánto tendrá que sufrir por mi nombre.


Por esta razón yo, Pablo, que estoy en la cárcel por la causa de Cristo Jesús, es decir, por buscar el bien de ustedes los que no son judíos, me arrodillo en oración.


Yo, pues, que estoy prisionero por servir al Señor, les ruego con todo cariño que se comporten como es digno de los que han sido llamados por Dios.


Dios me ha enviado como su representante para predicar este mensaje, y precisamente por eso ahora estoy preso. Oren para que lo anuncie sin temor alguno, pues ese es mi deber.


Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe y se convertirán en seguidores de ideas engañosas y doctrinas diabólicas.


por predicarlo sufro penalidades y me tienen en la cárcel como a un criminal. Pero la Palabra de Dios no está presa.


También tuvieron compasión de los que estaban en la cárcel, y cuando a ustedes les quitaron sus posesiones, lo aceptaron con alegría porque sabían que tenían un patrimonio mejor y más duradero.


Como dice el Espíritu Santo: «Si ustedes escuchan hoy su voz,


A ellos se les hizo saber que no se estaban sirviendo a ellos mismos, sino a ustedes. Los profetas hablaban de las cosas que ahora les han anunciado a ustedes los que les predicaron el evangelio con el poder del Espíritu Santo que fue enviado desde el cielo. Los mismos ángeles quisieran contemplar estas cosas.


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