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Hechos 20:25 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

25 »Sé que ninguno de ustedes, entre quienes he andado pregonando el reino de Dios, me volverá a ver.

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Biblia Reina Valera 1960

25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 »Y ahora sé que ninguno de ustedes, a quienes les he predicado del reino, volverá a verme.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Ahora sé que ya no me volverán a ver todos ustedes, entre quienes pasé predicando el Reino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de vosotros entre quienes pasé predicando el reino,° volverá a ver mi rostro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Mirad: yo sé que no veréis más mi rostro ninguno de vosotros, entre los que pasé predicando el reino.

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Hechos 20:25
13 Tagairtí Cros  

»Anúncienles que el reino de los cielos ya se ha acercado.


»El camino duro en que algunas de las semillas cayeron representa el corazón de las personas que escuchan las buenas nuevas del reino y no las entienden. Por eso, cuando Satanás llega, les quita lo que se les sembró.


Entonces Jesús añadió: ―Los maestros de la ley que se han convertido en mis discípulos tienen a su alcance un tesoro doble: las antiguas verdades de las Escrituras y las verdades nuevas que mis enseñanzas revelan.


Y desde aquel mismo instante Jesús comenzó a predicar: «Arrepiéntanse de sus pecados porque el reino de los cielos se ha acercado».


Jesús recorrió toda Galilea enseñando en las sinagogas, proclamando las buenas noticias del reino y sanando las enfermedades y dolencias de la gente.


»La ley y los profetas se anunciaron hasta Juan. Desde entonces, se anuncian las buenas nuevas del reino de Dios, y todos se esfuerzan por entrar en él.


Jesús le respondió: ―Deja que los muertos entierren a sus propios muertos. Tu deber es ir y anunciar el reino de Dios.


al pensar que, según las palabras del apóstol, no lo volverían a ver. Al final, lo acompañaron al barco.


Sin temor alguno y sin que nadie se lo impidiera, anunciaba el reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo.


Cuando los samaritanos creyeron el mensaje de Felipe, que afirmaba que Jesús era el Mesías y hablaba del reino de Dios, se bautizaron muchos hombres y mujeres.


Pero al fin, tras años de espera, ya he terminado mi trabajo por estos lugares y puedo ir a verlos.


Pero las iglesias de Judea todavía no me conocían personalmente.


Quiero que sepan cuánto he batallado por ustedes, por la iglesia de Laodicea y por aquellos a quienes nunca he tenido el gusto de conocer personalmente.


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