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Hechos 12:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

7 una luz repentina inundó la celda y un ángel del Señor se paró junto a Pedro. El ángel, tras darle unas palmadas en el costado para despertarlo, le dijo: «¡Levántate! ¡Rápido!». Y las cadenas se le cayeron de las manos.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 De repente, una luz intensa iluminó la celda y un ángel del Señor se puso frente a Pedro. El ángel lo golpeó en el costado para despertarlo y le dijo: «¡Rápido! ¡Levántate!». Y las cadenas cayeron de sus muñecas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 De repente la celda se llenó de luz: ¡estaba el ángel del Señor! El ángel tocó a Pedro en el costado y lo despertó diciéndole: '¡Levántate en seguida!' Y se le cayeron las cadenas de las manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y he aquí, una luz resplandeció en la celda y apareció un ángel del Señor, el cual, golpeando el costado de Pedro, lo despertó, diciendo: ¡Levántate pronto! Y las cadenas se le cayeron de las manos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 En esto se presentó un ángel del Señor y una luz resplandeció en la celda. Tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: 'Levántate en seguida'. Y se le desprendieron las cadenas de las manos.

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Hechos 12:7
37 Tagairtí Cros  

Señor, tú eres mi luz; tú haces que mis tinieblas resplandezcan.


Entonces se acostó y se quedó dormido bajo el arbusto. Pero mientras dormía, un ángel lo tocó y le dijo: «Levántate y come».


Entonces el ángel del Señor volvió, lo tocó y le dijo: «Levántate y come más, porque tienes un largo viaje por delante».


Los sacó de la oscuridad y de las densas tinieblas y rompió sus cadenas.


Señor, soy tu siervo; sí, soy tu siervo y el hijo que tú has hecho; ¡tú has roto mis cadenas!


El Señor hace justicia a los oprimidos, da de comer a los hambrientos y pone en libertad a los cautivos.


Porque el ángel del Señor acampa alrededor de todos los que le temen y los libra.


Él da familia al solitario y da libertad a los encarcelados, y estos cantan con júbilo. Mas a los rebeldes da hambre y tribulación.


Entonces Dios le dijo a Ezequías: «Esta es la prueba de que yo soy quien libra del rey asirio a esta ciudad: Este año él levantará el asedio. Aunque ya es demasiado tarde para la siembra y no cuentes para este otoño con más trigo que el que por sí mismo se produzca, su rendimiento te dará semilla suficiente para el año entrante, y dentro de dos años, contando a partir de hoy, volverán a vivir en la abundancia.


¡Levántense moradores de Jerusalén! ¡Resplandezca la luz de Sion para que la vean todas las naciones! Porque de ustedes fluye la gloria del Señor.


Nabuzaradán, capitán de la guardia, llevó a Jeremías a Ramá junto con todo el pueblo exiliado de Jerusalén y Judá que eran enviados a Babilonia, pero luego lo soltó.


Y de repente la presencia majestuosa del Dios de Israel apareció del lado oriente. El sonido de su venida era como el estrépito de caudalosas aguas y todo el horizonte resplandeció con su presencia majestuosa.


Entonces Nabucodonosor dijo: «Digno de todo elogio sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, pues envió su ángel para librar a sus servidores que confiaron en él y desobedecieron la orden del rey, y estaban dispuestos a morir antes que servir o rendir homenaje a cualquier dios que no fuera el de ellos.


Mi Dios ha enviado su ángel para cerrar las fauces de los leones para que no pudieran tocarme; pues soy inocente ante Dios, y no he hecho mal a nadie.


Soportaré con paciencia mientras el Señor me castiga, porque reconozco que actué muy mal y lo ofendí. Pero estoy seguro de que luego él me defenderá de todos mis enemigos, y los castigará por todo el mal que me han hecho. Dios me sacará de las tinieblas a la luz, y me permitirá disfrutar de nuevo sus actos de bondad.


Hasta el sol y la luna se detuvieron en lo alto y palidecieron ante la brillantez de tus flechas y el resplandor de tu lanza.


Su rostro brilla como un relámpago. De su mano salen rayos refulgentes de luz, que demuestran su inmenso poder.


Cuando los visitantes ya habían partido, un ángel del Señor se le apareció a José en sueños y le dijo: «Levántate y huye a Egipto con el niño y su madre, y quédate allá hasta que yo te avise, porque el rey Herodes va a buscar al niño para matarlo».


De pronto, un ángel del Señor se les apareció y la gloria del Señor brilló y los envolvió. Los pastores se llenaron de miedo.


Estaban confundidas, pues no sabían qué había pasado. Mientras tanto, vieron a dos hombres vestidos con ropas brillantes, de pie junto a ellas.


―Hace cuatro días —contestó Cornelio—, mientras oraba en la tarde como es mi costumbre, se me presentó de pronto un hombre vestido con un manto resplandeciente.


En aquel mismo instante un ángel del Señor lo hirió con una enfermedad tan terrible que Herodes murió comido por los gusanos. ¡Todo por no darle la gloria a Dios!


La noche antes del juicio, cuando Pedro dormía encadenado entre dos soldados, mientras los demás custodiaban la entrada de la prisión,


«¡Vístete y ponte el calzado! —le ordenó el ángel—. Ponte ahora el manto y sígueme».


De pronto, un gran terremoto sacudió los cimientos de la cárcel y las puertas se abrieron y las cadenas de todos los presos se soltaron.


Pero Dios lo soltó de los horrores de la muerte y le devolvió la vida, porque la muerte no podía mantenerlo bajo su dominio por siempre.


Pero un ángel del Señor abrió de noche las puertas de la cárcel y los sacó de allí.


Cuando se aproximaba a Damasco, una luz celestial deslumbrante lo rodeó de pronto.


¿Acaso no se dedican todos los ángeles a servir a Dios?, ¿acaso no los envía Dios para que ayuden a los que recibirán la salvación?


Después de esto vi que desde el cielo descendía otro ángel que, cubierto de gran autoridad, iluminó la tierra con su resplandor,


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