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Hechos 12:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

11 Fue entonces cuando Pedro comprendió la realidad: «No cabe duda», se dijo. «El Señor ha enviado a su ángel a salvarme de Herodes y de lo que los judíos esperaban hacer conmigo».

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Biblia Reina Valera 1960

11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Finalmente Pedro volvió en sí. «¡De veras es cierto! —dijo—. ¡El Señor envió a su ángel y me salvó de Herodes y de lo que los líderes judíos tenían pensado hacerme!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Entonces Pedro volvió en sí y dijo: 'Ahora no cabe duda: el Señor ha enviado a su ángel para rescatarme de las manos de Herodes y de todo lo que proyectaban los judíos contra mí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo de verdad que el Señor envió su ángel, y me ha rescatado de la mano de Herodes, y de toda la expectación del pueblo de los judíos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Vuelto en sí Pedro, dijo: 'Ahora realmente caigo en la cuenta de que ha enviado el Señor su ángel y me ha librado de la mano de Herodes y de toda la expectación del pueblo judío'.

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Hechos 12:11
27 Tagairtí Cros  

Entonces el Señor le dijo: ―Abram, ten la seguridad de que tus descendientes van a vivir como esclavos en una tierra extraña, y los tratarán mal durante unos cuatrocientos años.


Entonces el Señor le dijo a Abraham: ―¿Por qué se rio Sara? ¿A caso no cree que pueda tener un hijo a pesar de su edad?


Abimélec entonces llamó a Isaac y le dijo: ―¡Ah, con que esa mujer es tu esposa! ¿Por qué dijiste que era tu hermana? ―Porque tuve miedo de ser asesinado —replicó Isaac—. Pensé que alguien podría matarme para apoderarse de ella.


David entonó este cántico al Señor después que fue librado de Saúl y de todos sus enemigos:


Porque los ojos del Señor recorren el mundo para poner su poder en favor de quienes le son fieles. ¡Te has conducido como un insensato, y de hoy en adelante habrá guerras contra ti!».


A ninguno de mis siervos dejé pasar hambre.


Una y otra vez te librará para que ningún mal te dañe.


Porque él defiende al necesitado, para salvarlo de quienes lo condenan.


Pero los ojos del Señor observan a los que le temen y confían en su invariable amor.


Él los guardará de la muerte y aun en tiempos de hambre los mantendrá con vida.


Pero el Señor redimirá a los que le sirven; no serán condenados los que confían en él.


Porque el ángel del Señor acampa alrededor de todos los que le temen y los libra.


Los protege y los mantiene vivos; los prospera y los libra de sus enemigos.


El Señor ama a quienes odian el mal; él protege la vida de sus fieles, y los libra de los malvados.


―¡Pero miren!, gritó el rey Nabucodonosor, ¡yo estoy viendo cuatro hombres sueltos, paseándose en medio del fuego, y ni siquiera han sufrido daño de las llamas! ¡Y el cuarto se parece a un dios!


Entonces Nabucodonosor dijo: «Digno de todo elogio sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, pues envió su ángel para librar a sus servidores que confiaron en él y desobedecieron la orden del rey, y estaban dispuestos a morir antes que servir o rendir homenaje a cualquier dios que no fuera el de ellos.


Mi Dios ha enviado su ángel para cerrar las fauces de los leones para que no pudieran tocarme; pues soy inocente ante Dios, y no he hecho mal a nadie.


Un día, se puso a pensar: “En la casa de mi padre, los jornaleros tienen comida en abundancia, y yo aquí me estoy muriendo de hambre.


una luz repentina inundó la celda y un ángel del Señor se paró junto a Pedro. El ángel, tras darle unas palmadas en el costado para despertarlo, le dijo: «¡Levántate! ¡Rápido!». Y las cadenas se le cayeron de las manos.


Después de dos años, a Félix lo sustituyó Porcio Festo. Como Félix quería quedar bien con los judíos, dejó preso a Pablo.


Entonces Festo, queriendo quedar bien con los judíos, le preguntó: ―¿Quieres que yo mismo te juzgue en Jerusalén?


Pero un ángel del Señor abrió de noche las puertas de la cárcel y los sacó de allí.


¿Acaso no se dedican todos los ángeles a servir a Dios?, ¿acaso no los envía Dios para que ayuden a los que recibirán la salvación?


No cabe duda entonces de que el Señor sabrá rescatar de las tentaciones a los que viven como él quiere y reservará a los injustos para castigarlos en el día del juicio.


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