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Hechos 10:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

3 Un día tuvo una visión. Eran aproximadamente las tres de la tarde. En la visión vio a un ángel de Dios que se le acercaba. ―¡Cornelio! —le dijo el ángel.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

3 Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Una tarde, como a las tres, tuvo una visión en la cual vio que un ángel de Dios se le acercaba. —¡Cornelio! —dijo el ángel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Una tarde, alrededor de las tres, tuvo una visión de la que no pudo dudar: un ángel de Dios entraba a su habitación y le llamaba: '¡Cornelio!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 como a la hora novena° del día, vio claramente en una visión a un ángel de Dios yendo hacia° él, que le decía: ¡Cornelio!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Este hombre vio claramente en una visión cómo, alrededor de la hora nona del día, un ángel de Dios entraba en su casa y le decía: 'Cornelio'.

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Hechos 10:3
23 Tagairtí Cros  

Oraré de mañana, al medio día y de noche, suplicándole a Dios; él escuchará.


Entonces el Señor le respondió: ―Haré lo que tú has pedido, porque ciertamente cuentas con mi ayuda, y eres mi amigo.


¿Y por qué te he nombrado para esta obra? Por amor de Jacob, mi siervo; de Israel, mi elegido. Yo te llamé por tu nombre cuando no me conocías.


Cerca de las tres, Jesús gritó: ―Elí, Elí ¿lama sabactani? (Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?)


Entonces se le apareció a Zacarías un ángel a la derecha del altar del incienso.


De repente aparecieron muchos ángeles del cielo que alababan a Dios y decían:


Pedro quedó perplejo. ¿Qué significaría aquella visión? En aquel preciso momento, los hombres de Cornelio ya habían encontrado la casa y estaban de pie a la puerta,


Pedro, que estaba tratando de descifrar el significado de la visión, escuchó que el Espíritu Santo le decía: «Tres hombres han venido a verte.


―Hace cuatro días —contestó Cornelio—, mientras oraba en la tarde como es mi costumbre, se me presentó de pronto un hombre vestido con un manto resplandeciente.


Al siguiente día, mientras ellos se aproximaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea de la casa a orar.


Aquel hombre nos contó cómo un ángel se le había aparecido y le había dicho que enviara mensajeros a Jope a buscar a un tal Simón Pedro.


Anoche se me apareció un ángel de Dios, el Dios al que sirvo y al que pertenezco.


En cierta ocasión, Pedro y Juan fueron al templo a orar. Era como a las tres de la tarde.


Pero un ángel del Señor abrió de noche las puertas de la cárcel y los sacó de allí.


Vivía en Damasco un discípulo llamado Ananías, y el Señor le habló en visión: ―¡Ananías! ―Aquí estoy, Señor —respondió.


Cayó al suelo y escuchó una voz que le decía: ―Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?


¿Acaso no se dedican todos los ángeles a servir a Dios?, ¿acaso no los envía Dios para que ayuden a los que recibirán la salvación?


Así llegó a ser superior a los ángeles, en la misma medida en que el nombre que recibió es superior al de ellos.


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