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Hechos 10:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 En Cesarea vivía un oficial del ejército romano llamado Cornelio, capitán de un regimiento italiano.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 En Cesarea vivía un oficial del ejército romano llamado Cornelio, quien era un capitán del regimiento italiano.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Vivía en la ciudad de Cesarea un hombre llamado Cornelio, que era un capitán del batallón Itálico.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 En Cesarea, cierto varón de nombre Cornelio, centurión de la cohorte llamada la Italiana,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte 'Itálica',

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Hechos 10:1
19 Tagairtí Cros  

Primero lo llevaron al pretorio. Allí, reunida la soldadesca,


El centurión y los soldados que vigilaban a Jesús, horrorizados por el terremoto y los demás acontecimientos, exclamaron: ―¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!


Los soldados llevaron a Jesús al interior del palacio, al lugar llamado pretorio, y reunieron a toda la tropa.


Allí vivía un capitán del ejército romano que tenía un siervo al que estimaba mucho. Y ese siervo estaba enfermo, al borde de la muerte.


Entonces los soldados, con su comandante, y los guardias de los judíos, arrestaron a Jesús y lo ataron.


Así que Judas llegó al huerto, al frente de una tropa de soldados y guardias de los jefes de los sacerdotes y de los fariseos. Iban armados y llevaban antorchas y lámparas.


Llegaron a Cesarea al día siguiente. Cornelio, que los estaba esperando, había reunido a sus familiares y amigos más íntimos.


Cuando estaban a punto de matarlo, alguien le avisó al jefe de la guarnición romana que la ciudad de Jerusalén estaba alborotada.


De allí Pablo y nosotros fuimos a Cesarea, y nos alojamos en casa de Felipe el evangelista, uno de los primeros siete diáconos.


Pero cuando lo estaban sujetando con cadenas para azotarlo, Pablo le dijo al capitán de los soldados que estaba allí: —¿La ley les permite a ustedes azotar a un ciudadano romano antes de que lo juzguen?


El comandante llamó a dos de sus capitanes y les ordenó: ―Preparen doscientos soldados de infantería, setenta de caballería y doscientos que lleven lanzas para que vayan a Cesarea esta noche a las nueve.


Cuando los soldados de caballería llegaron a Cesarea, le entregaron al gobernador la carta y también a Pablo.


Festo llegó a la provincia y después de tres días subió de Cesarea a Jerusalén.


Habían pasado algunos días, y el rey Agripa, acompañado de Berenice, fue a Cesarea a visitar a Festo.


Cuando decidieron por fin mandarnos a Italia, entregaron a Pablo y a otros presos a un capitán llamado Julio. Este pertenecía al batallón del emperador.


Pero Pablo les dijo al capitán y a sus soldados: «Si esos no se quedan en el barco, ustedes no podrán salvarse».


Pero el capitán de los soldados, para salvarle la vida a Pablo, no se lo permitió. Les ordenó que todos los que supieran nadar, saltaran primero al agua para llegar a tierra,


Mientras tanto, Felipe estaba en Azoto, y allí, como en cada una de las ciudades que encontró en el viaje a Cesarea, predicó las buenas noticias.


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