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Hebreos 9:25 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

25 Tampoco entró en el cielo para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre que no es la suya.

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Biblia Reina Valera 1960

25 y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 y no entró en el cielo para ofrecerse a sí mismo una y otra vez, como lo hace el sumo sacerdote aquí en la tierra, que entra en el Lugar Santísimo año tras año con la sangre de un animal.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 El no tuvo que sacrificarse repetidas veces, a diferencia del sumo sacerdote que vuelve todos los años con una sangre que no es la suya;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Y no para ofrecerse repetidamente a sí mismo, tal como entra el sumo sacerdote en el lugar santísimo cada año con sangre ajena;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Ni tiene que ofrecerse muchas veces, como el sumo sacerdote, que entra, año tras año, en el 'lugar santísimo' con sangre ajena;

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Hebreos 9:25
9 Tagairtí Cros  

»Una vez al año, Aarón deberá consagrar el altar, poniendo sobre los cuernos la sangre de la ofrenda de expiación por el pecado. Esta será una ceremonia que se hará sin falta cada año, de generación en generación, porque este es el altar que ha sido consagrado por completo al Señor».


Y como Jesucristo hizo la voluntad de Dios al sacrificar su propio cuerpo, una sola vez y para siempre, por eso nosotros somos santificados.


Por eso, amados hermanos, gracias a la sangre de Jesucristo podemos entrar libremente en el Lugar Santísimo.


Él entró una sola vez y para siempre al Lugar Santísimo. No entró con sangre de chivos y becerros, sino con su propia sangre, logrando así un rescate eterno.


Y si esto es así, ¡la sangre de Cristo es todavía mejor! Pues por medio del Espíritu eterno, Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio sin mancha para purificar nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, para que sirvamos al Dios viviente.


El santuario se construyó de tal forma que en su primera parte, llamada Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes sagrados.


Si así hubiera sido, Cristo habría tenido que sufrir muchas veces desde que el mundo fue creado. Pero ahora, al final de los tiempos, se ha ofrecido una sola vez y para siempre para acabar con el pecado por medio de su propio sacrificio.


Pero en la segunda parte entra únicamente el sumo sacerdote, y sólo una vez al año. Siempre que entra lleva la sangre que ofrece por los pecados que cometen, sin darse cuenta, él y el pueblo.


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