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Hebreos 11:36 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

36 Otros sufrieron burlas y azotes, y hasta los encadenaron y encarcelaron.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

36 Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 Algunos fueron ridiculizados y sus espaldas fueron laceradas con látigos; otros fueron encadenados en prisiones.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 Otros sufrieron la prueba de las cadenas y de la cárcel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 y otros sufrieron la prueba de escarnios públicos y azotes, además de cadenas y cárcel;°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 Hubo quienes sufrieron prueba de ultrajes y de azotes, e incluso de cadenas y de cárcel.

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Hebreos 11:36
45 Tagairtí Cros  

Tomó preso a José y lo echó en la cárcel donde tenían encadenados a los prisioneros del rey.


Entonces Sedequías hijo de Quenaná, se acercó a Micaías y lo golpeó en el rostro. ―¿Desde cuándo el Espíritu del Señor ha dejado de hablarme a mí, para hablarte a ti?


Díganles que yo he ordenado que pongan a este individuo en la cárcel, y lo alimenten con pan y agua, sólo lo suficiente para que siga vivo hasta que yo regrese en paz.


Eliseo salió de Jericó y se dirigió a Betel. En el camino, unos muchachos de la ciudad comenzaron a burlarse de él. «¡Calvo, sube al cielo tú también! ¡Calvo, sube!».


Asá estaba tan enojado con el vidente por haberle dicho esto, que lo mandó a la cárcel. Al mismo tiempo trató con crueldad a varias personas de la ciudad.


¡Díganles que yo ordeno que pongan a este sujeto en prisión y lo alimenten a pan y agua hasta que yo regrese a salvo de esta batalla!


Los mensajeros, pues, fueron de ciudad en ciudad a través de Efraín, Manasés y hasta Zabulón. Pero en la mayor parte fueron recibidos con burlas y risas.


Pero el pueblo se burlaba de aquellos mensajeros de Dios, es decir, de los profetas, y no tenían respeto por la palabra del Señor. Por eso, llegó el día en que el Señor descargó su ira contra ellos, y ya no hubo más remedio.


lo prendió y ordenó que le dieran una paliza y que lo pusieran en un calabozo, en la cárcel que está en la puerta de la ciudad conocida como de Benjamín, cerca del templo.


Entonces dije: ¡Oh Señor, me sedujiste y no puse resistencia! Me veo forzado a darles tus mensajes porque tú eres más fuerte que yo, pero ahora soy el hazmerreír de la ciudad, todo el mundo se burla de mí.


Y en esta carta le decías a Sofonías: “El Señor te ha nombrado para reemplazar a Joyadá como sacerdote en Jerusalén. Y en tu responsabilidad está arrestar a cualquier loco que diga ser profeta, y ponerlo en el cepo.


Llegó pues Janamel como lo había predicho el Señor y lo visitó en la cárcel. ―Cómprame el campo que tengo en Ananot, en la región de Benjamín, dijo, pues la ley te da prioridad para comprarla. Así tuve la certeza de que el mensaje que había oído era realmente del Señor.


lee tú el rollo en el templo el próximo día de Ayuno, porque ese día habrá allí gente de todo Judá.


Y Jeremías permaneció en el patio de la prisión hasta el día en que Jerusalén fue conquistada por los babilonios.


El Señor dio el siguiente mensaje a Jeremías antes de la llegada de los babilonios, mientras aún estaba en la cárcel:


»”Los sabios instruirán a mucha gente, pero luego a estos maestros los matarán atravesándolos con espadas filosas o los quemarán o los tomarán como esclavos y les despojarán de todos sus bienes.


Luego me entregarán a los romanos, para que se burlen de mí y me crucifiquen. Pero al tercer día resucitaré».


Pero los labradores los atacaron: a uno lo golpearon, a otro lo mataron y a otro lo apedrearon.


»Yo les enviaré profetas, hombres llenos del Espíritu y escritores inspirados, pero a algunos los crucificarán, a otros les destrozarán las espaldas a latigazos en las sinagogas, y a los demás los perseguirán de ciudad en ciudad.


Pilato soltó a Barrabás. Pero a Jesús lo azotó y lo entregó a los soldados romanos para que lo crucificaran.


Se burlarán de él, lo escupirán, lo maltratarán a latigazos y lo matarán. Pero al tercer día resucitará.


Lo van a entregar a los gentiles, y estos se van a burlar de él. Lo van a insultar y a escupir.


Entonces Herodes y sus soldados lo trataron con desprecio y, para burlarse de él, le pusieron un manto lujoso. Después lo mandaron de vuelta a Pilato.


Los soldados también se burlaban de él. Se acercaron para ofrecerle vinagre,


El jefe de la guarnición arrestó al apóstol y ordenó que lo ataran con dos cadenas. Luego preguntó quién era y qué había hecho.


Después de dos años, a Félix lo sustituyó Porcio Festo. Como Félix quería quedar bien con los judíos, dejó preso a Pablo.


Los arrestaron y, como ya era tarde, los mantuvieron presos hasta el día siguiente.


y arrestaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel.


El concilio aceptó la recomendación, llamó a los apóstoles y, después de azotarlos, les exigieron que no volvieran a hablar en el nombre de Jesús. Finalmente, los pusieron en libertad.


Saulo, por su parte, iba por todas partes persiguiendo a la iglesia. Entraba a las casas, arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.


Por esta razón yo, Pablo, que estoy en la cárcel por la causa de Cristo Jesús, es decir, por buscar el bien de ustedes los que no son judíos, me arrodillo en oración.


Yo, pues, que estoy prisionero por servir al Señor, les ruego con todo cariño que se comporten como es digno de los que han sido llamados por Dios.


Que el Señor sea misericordioso con Onesíforo y toda su familia, porque muchas veces me confortó y nunca se avergonzó de que yo estuviera preso.


por predicarlo sufro penalidades y me tienen en la cárcel como a un criminal. Pero la Palabra de Dios no está presa.


También tuvieron compasión de los que estaban en la cárcel, y cuando a ustedes les quitaron sus posesiones, lo aceptaron con alegría porque sabían que tenían un patrimonio mejor y más duradero.


No temas lo que has de sufrir. Para probarlos, el diablo arrojará a algunos de ustedes en la cárcel y los estará persiguiendo durante diez días. Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida.


El pueblo ya medio embriagado, pidió: «¡Traigan a Sansón para divertirnos a costa suya!». Lo llevaron desde la prisión y lo pusieron en medio del templo entre las dos columnas que sostenían el techo.


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