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Hebreos 10:23 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

23 Sigamos firmes en la esperanza que profesamos, porque él cumplirá la promesa que nos hizo.

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Biblia Reina Valera 1960

23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Mantengámonos firmes sin titubear en la esperanza que afirmamos, porque se puede confiar en que Dios cumplirá su promesa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Sigamos profesando nuestra esperanza sin que nada nos pueda conmover, ya que es digno de confianza aquel que se comprometió.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Mantengamos sin fluctuar la confesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Mantengamos firme la profesión de la esperanza, porque el que prometió es fiel;

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Hebreos 10:23
16 Tagairtí Cros  

Retira toda acusación en contra mía, Señor; pues he procurado cumplir tus leyes y sin vacilación he confiado en ti.


El Señor es digno de toda confianza; sus muestras de bondad las recibimos cada día.


Dios siempre cumple su palabra, y él los llamó a vivir unidos a su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor.


Ustedes no han pasado por ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero pueden estar confiados en la fidelidad de Dios, que no dejará que la tentación sea más fuerte de lo que puedan resistir. Dios les mostrará la manera de resistir la tentación y escapar de ella.


Cuando reciban esta demostración de servicio, ellos alabarán a Dios porque ustedes obedecen el mensaje de Cristo, son generosos y se solidarizan con ellos y con todos.


El que los llama es fiel, y por eso hará todo lo que ha dicho.


El Señor, que es fiel, les dará fortaleza y los guardará del maligno.


Esperamos la vida eterna que Dios, que no puede mentir, prometió desde antes de la creación del mundo;


Por la fe, Abraham, a pesar de ser demasiado viejo y de que Sara no podía tener hijos, recibió fuerzas para tener hijos, porque confió en que Dios cumpliría la promesa que le había hecho.


Por lo tanto, hermanos míos, a quienes Dios ha apartado para sí y que participan en el mismo llamado de la salvación, piensen ahora en Jesús, apóstol y sumo sacerdote de nuestra fe.


pues hemos llegado a tener parte con Cristo, si somos fieles hasta el fin, tal como confiamos en Cristo al principio.


En cambio, Cristo es fiel como Hijo sobre la casa de Dios. Y nosotros somos la casa de Dios si mantenemos hasta el fin nuestra entereza y la esperanza que nos hace sentir orgullosos.


En Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que subió al mismo cielo. Por eso, debemos seguir confiando en él.


De estas dos cosas que no pueden cambiarse y en las que es imposible que Dios mienta, recibimos un gran consuelo los que ahora acudimos a él en busca de su protección y confiados en la esperanza que nos ha dado.


Pero debe pedirla con fe, sin dudar, ya que el que duda es como las olas del mar que el viento agita y lleva de un lado a otro.


Vengo pronto. Retén firmemente lo que tienes, para que nadie te quite tu corona.


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