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Hageo 2:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

17 Todo su fatigoso trabajo lo recompensé con plagas, pulgón y granizo. Sin embargo, ni en esas circunstancias buscaron mi ayuda. Lo digo yo, el Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Yo envié plaga, moho y granizo para destruir todo aquello por lo que hicieron tanto esfuerzo para producir. Aun así, rehusaban regresar a mí, dice el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Yo eché a perder todo el trabajo de ustedes con el tizón, el pulgón y el granizo. Pero ninguno de ustedes se volvía a mí, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Os herí con viento abrasador, añublo y granizo en toda obra de vuestras manos, pero ninguno de vosotros se volvió a mí, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Yo destruía con añublo, tizón y granizo todo el trabajo de vuestras manos, y no estaba con vosotros -oráculo de Yahveh-.

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Hageo 2:17
32 Tagairtí Cros  

Desde luego, ellos no sabían que José les entendía, ya que les había hablado por medio de un intérprete.


Cuando se detuvieron para pasar la noche, uno de ellos abrió su costal para sacar grano, para dar de comer a sus animales y, ¡encontró el dinero dentro del costal!


Y como José era el gobernador de todo Egipto y estaba a cargo de la venta del trigo, sus hermanos llegaron y, en señal de respeto, se inclinaron delante de él, hasta tocar el suelo con la frente.


»Y si hay hambre en la tierra, causada por peste, por langosta, o por gusanos, o si los enemigos de Israel ponen sitio a una de sus ciudades y el pueblo es atacado por una epidemia o plaga —o cualquiera que sea el problema—,


En este tiempo de profundos problemas, el rey Acaz aumentó sus acciones infieles contra el Señor.


»Si hay hambre en la tierra, o epidemias, o plagas que afecten los productos agrícolas, o invasiones de langostas o de gusanos, o si los enemigos de tu pueblo están en la tierra asediando nuestras ciudades, cualesquiera que sean las dificultades,


»Pero los impíos cosechan la ira de Dios. Ni siquiera se vuelven a él cuando los castiga.


Disfrutarás el fruto de tu trabajo; gozarás de dicha y prosperidad.


Entregó a los gusanos sus cultivos. Las langostas consumieron sus cosechas.


Porque el Señor enviará un poderoso ejército, el asirio, contra ti, el que como enorme granizada se abatirá sobre ti y te derribará en tierra.


Por eso te ofrecieron tan poca resistencia sus pueblos y fueron tan fácil presa para ti. Fueron tan indefensos como la hierba, como las tiernas plantas que aplastas con los pies, como la hierba de los tejados marchitada por el sol.


Por eso derramó el Señor tan grande furia e ira sobre su pueblo y lo destruyó en batalla. Sin embargo, aun sobre el fuego y quemándose, no entienden el porqué: ¡Está Dios deseoso de que se arrepientan!


El Señor le juró solemnemente a Jerusalén: ¡Jamás volveré a entregarte en manos de tus enemigos, jamás volverán soldados extranjeros a arrebatarte el trigo y el vino!


Pero a pesar de todo este castigo no se arrepentirán ni se volverán a él, al Señor Todopoderoso.


Desde nuestra niñez hemos visto cuanto nuestros antepasados tenían (rebaños, ganado, hijos e hijas) derrochado en sacerdotes e ídolos, y ahora vemos que por causa de la idolatría lo hemos perdido todo.


Señor, tú no aceptas sino la verdad. Castigándolos has tratado de hacer que reflexionen y sean honrados, pero no quieren cambiar. Los has arruinado, pero no escarmientan y se niegan a dejar su conducta malvada. Con el rostro como dura piedra por su terquedad, están empecinados en no arrepentirse.


El Señor dice: «Yo les hice pasar hambre en todas sus ciudades, de modo que en ningún lugar había qué comer. Pero no sirvió de nada, pues ni por ello ustedes acudieron a mí para que los ayudara.


En realidad he decidido que haya sequía en el valle y sobre los montes; una sequía que hará marchitar el trigo, las uvas, los olivares y todas sus cosechas; una sequía que destruirá todo aquello por lo que han trabajado arduamente, de modo que tanto ustedes como sus animales padecerán sed y hambre».


Siembran mucho, pero recogen poco; comen, pero quedan con hambre; beben, pero quedan con sed; se visten, pero la ropa no los calienta; y el salario no les alcanza para nada.


»Esperan mucho, pero reciben poco. Lo que logran guardar en sus casas, yo lo hago desaparecer de un soplo. ¿Por qué? Porque mi templo yace en ruinas y a ustedes nada les importa. Su única preocupación es el adorno de sus propias casas. Lo digo yo, el Señor Todopoderoso.


Antes, cuando esperaban una cosecha abundante obtenían solamente la mitad. Cuando esperaban cincuenta toneles de aceite de oliva, obtenían solamente veinte.


Sus cosechas serán grandes, porque yo las cuidaré de los insectos y de las plagas; sus uvas no caerán antes de madurar. Lo digo yo, el Señor Todopoderoso.


Te enviará enfermedades mortales, fiebres e infecciones. Arruinará tus cosechas con plaga, sequía y con hongos. Y todos sus azotes te perseguirán hasta que mueras.


Le he dado tiempo para que se arrepienta de su inmoralidad, pero se niega a hacerlo.


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