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Habacuc 1:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

6 Estoy levantando una nueva potencia en el escenario mundial: los caldeos. Esa es una nación cruel y violenta que marchará por el mundo y conquistará con su poderoso ejército a las naciones vecinas.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

6 Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Estoy levantando a los babilonios, un pueblo cruel y violento. Marcharán por todo el mundo y conquistarán otras tierras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Pues ahora empujo a los caldeos, pueblo terrible y arrollador, que recorre enormes distancias para apoderarse de países ajenos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 He aquí levanto a los caldeos, pueblo cruel e impetuoso que marcha por la anchura de la tierra conquistando poblaciones ajenas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Mirad: yo suscito a los caldeos, pueblo violento e impetuoso, que recorre la anchura de la tierra para conquistar moradas ajenas.

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Habacuc 1:6
24 Tagairtí Cros  

Durante el reinado del rey Joacim, el rey Nabucodonosor, de Babilonia, atacó a Jerusalén. Joacim se rindió y le pagó tributos durante tres años, pero luego se rebeló.


Entonces el Señor envió a caldeos, sirios, amonitas y moabitas contra Judá, para que destruyeran la ciudad, tal como lo había anunciado por medio de sus profetas.


El Señor hizo que el rey de Babilonia se levantara en contra de ellos y matara a los jóvenes, a los que siguió aun dentro del templo, sin tener misericordia de jóvenes ni doncellas ni de ancianos. El Señor permitió que todos cayeran en las manos del rey de Babilonia.


Por eso, Nabucodonosor, rey de Babilonia, conquistó Jerusalén y se lo llevó encadenado a Babilonia.


Tiro será echada a las fieras por los babilonios, no por los asirios. Aquellos la asediarán, arrasarán sus palacios y la convertirán en montón de ruinas.


¡Vean los ejércitos que marchan desde el norte! ¿Dónde está tu rebaño, Jerusalén, el hermoso rebaño que te di a apacentar?


Y finalmente entregaré al propio rey Sedequías y a todo el resto que haya quedado en la ciudad en poder del rey Nabucodonosor de Babilonia, para que los mate sin piedad ni misericordia.


«¿Dónde hallaremos paz?» claman. «No hay sino miedo y temblor».


En aquel tiempo el Señor enviará sobre ellos un viento ardiente del desierto, no en pequeñas ráfagas sino en rugientes vendavales, no para limpiar los terrenos ni generar un clima agradable, sino que será el anuncio de la sentencia de destrucción de parte del Señor.


Envíen de Jerusalén este aviso: «¡Escapen ya, no se tarden!». Porque yo, el Señor, traigo desde el norte un terrible ejército contra ustedes.


¡Así que vístanse de luto y lloren con amargura, porque la terrible cólera del Señor aún no ha terminado!


Miren, traeré contra ustedes una nación lejana, oh Israel, dice el Señor, nación poderosa, nación antigua cuya lengua no entiendes.


Entregaré a otros sus esposas y propiedades, pues todos ellos, grandes y pequeños, profetas y sacerdotes, tienen un sólo propósito: adueñarse de lo que no les pertenece.


Luego te entregarán a la chusma para que te arrojen piedras y te hieran a cuchilladas.


Descargaré mi cólera de tal manera que parecerá un fuego avasallador; y los entregaré en manos de hombres crueles, experimentados en la destrucción.


¡un poderoso ejército enemigo, el terror de las naciones, repentinamente desenvainará sus espadas contra tu maravillosa sabiduría y echará por tierra tu esplendor!


Un ejército extranjero, el de Babilonia —el terror de las naciones—, invadirá su tierra y lo talará, dejándola caído sobre la tierra. Sus ramas serán esparcidas por las montañas, valles y ríos de su tierra. Todos aquellos que viven bajo su sombra se alejarán y lo dejarán secándose allí donde cayó.


¡Parece como si el fuego fuera delante y detrás de ellos por todas partes por todo el daño que dejan a su paso! Antes de su llegada la tierra se ve tan bella como el jardín del Edén en toda su hermosura, pero cuando ellos llegan arrasan con todo, ni una sola cosa escapa.


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