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Génesis 47:25 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

25 ―¡Usted nos ha salvado la vida! —le dijeron—. ¡Con todo gusto seremos esclavos del faraón!

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Biblia Reina Valera 1960

25 Y ellos respondieron: La vida nos has dado; hallemos gracia en ojos de nuestro señor, y seamos siervos de Faraón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 —¡Usted nos ha salvado la vida! —exclamaron ellos—. Permítanos, señor nuestro, ser los esclavos del faraón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Ellos respondieron: 'Puesto que nos has salvado la vida, sírvete aceptarnos como esclavos de Faraón.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Respondieron: ¡Nos has dado la vida! Hallemos gracia a ojos de nuestro señor, y seamos siervos de Faraón.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Dijeron ellos: 'Tú nos has salvado la vida. Que contemos con el favor de mi señor, y seremos esclavos del Faraón'.

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Génesis 47:25
11 Tagairtí Cros  

y dijo: ―Mi señor, le ruego por favor que no pase de largo, sino que se quede aquí un momento.


Los mensajeros volvieron con la noticia de que Esaú estaba en camino para encontrarse con Jacob, ¡con cuatrocientos hombres!


―Bueno —dijo Esaú—, al menos permíteme que te deje algunos hombres para que te ayuden y sirvan de guía. ―No —insistió Jacob—, no es necesario. Por favor, acepta mi sugerencia.


El faraón le cambió el nombre a José por el de Zafenat Panea. Además, le dio por esposa a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de Heliópolis. Fue así como José quedó a cargo de Egipto.


Cuando llegue la cosecha, la quinta parte será para el faraón. Reserven cuatro partes para que se alimenten y tengan semilla para el año siguiente. Así tendrán alimento para ustedes y sus familias.


Entonces José estableció esta ley en Egipto: la quinta parte de todas las cosechas es del faraón. Esta ley todavía se sigue aplicando. Las únicas tierras que no pasaron a ser propiedad del faraón fueron las de los sacerdotes.


En lo que a mí respecta, Dios convirtió en bien el mal que ustedes quisieron hacerme, y me puso en el alto cargo que ahora desempeño a fin de que salvara la vida de mucha gente.


»De cada animal trae un macho y una hembra, y hazlos entrar en el barco contigo, para que sobrevivan al diluvio. Haz entrar una pareja de cada especie de animal, ave y reptil.


―Gracias, señor —contestó ella—, tú has sido bondadoso conmigo, aunque ni siquiera soy una de tus trabajadoras.


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