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Génesis 46:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 Aquella noche Dios le habló en visión: ―¡Jacob, Jacob! ―¿Qué quieres, Señor? —respondió.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Durante la noche, Dios le habló en una visión. —¡Jacob! ¡Jacob! —lo llamó. —Aquí estoy —respondió Jacob.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Dios habló a Israel durante la noche en una visión y le dijo: 'Jacob, Jacob.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y habló ’Elohim a Israel en visiones de noche, y le dijo: ¡Jacob! ¡Jacob! Y él dijo: Heme aquí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Habló Dios a Israel en visión nocturna, diciéndole: 'Jacob, Jacob'. Él respondió: 'Aquí estoy'.

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Génesis 46:2
23 Tagairtí Cros  

Poco tiempo después, el Señor le dijo a Abram: ―Abram, no tengas miedo, porque yo te protejo, y te voy a dar una recompensa muy grande.


Entonces el Señor le dijo: ―Abram, ten la seguridad de que tus descendientes van a vivir como esclavos en una tierra extraña, y los tratarán mal durante unos cuatrocientos años.


Pero esa noche Dios se le apareció a Abimélec en sueños, y le dijo: ―Eres hombre muerto, porque la mujer que tomaste tiene marido.


Después de algunos años, Dios sometió a Abraham a una prueba. ―¡Abraham! —llamó Dios. ―Aquí estoy —respondió Abraham.


En ese momento, el ángel del Señor le gritó desde el cielo: ―¡Abraham! ¡Abraham! ―Aquí estoy —contestó Abraham.


Entonces, en el sueño, el ángel de Dios me llamó por mi nombre, y yo le contesté: «Aquí estoy».


Mientras Zacarías vivía, Uzías siempre tuvo deseos de agradar a Dios. Zacarías era un hombre que tenía revelaciones especiales de Dios. Mientras el rey siguió los caminos de Dios, prosperó, porque Dios lo bendijo.


Me llegó en visión nocturna, mientras los demás dormían.


Y esa noche, en una visión, Dios le reveló a Daniel lo que el rey había soñado. Entonces Daniel alabó al Dios del cielo,


Vi en la noche a un hombre montado sobre un caballo alazán que estaba entre los mirtos, en medio de un valle. Detrás de él había otros caballos: alazanes, bayos y blancos, cada uno con su jinete.


El Señor les dijo: ―Hasta con un profeta me comunicaría con visiones y sueños;


el hombre cuyos ojos están abiertos, dice: He oído la palabra del Señor, y he visto lo que el Dios Altísimo me ha mostrado; mis ojos fueron abiertos:


―Pedro —le dijo una voz—, mata y come.


Un día tuvo una visión. Eran aproximadamente las tres de la tarde. En la visión vio a un ángel de Dios que se le acercaba. ―¡Cornelio! —le dijo el ángel.


Aquella noche, Pablo tuvo una visión. En el sueño vio a un varón de Macedonia que le suplicaba: «Ven y ayúdanos».


Vivía en Damasco un discípulo llamado Ananías, y el Señor le habló en visión: ―¡Ananías! ―Aquí estoy, Señor —respondió.


Cayó al suelo y escuchó una voz que le decía: ―Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?


El Señor le dijo a Gedeón: «Los que están contigo son muchos. No puedo permitir que todos se enfrenten a los madianitas, porque entonces el pueblo de Israel se jactará delante de mí de que se han salvado por su propia fortaleza.


Y el Señor volvió a llamarlo como antes: ―Samuel, Samuel. Y Samuel respondió: ―Habla, Señor, que tu siervo escucha.


el Señor llamó: ―Samuel, Samuel. ―Aquí estoy —contestó Samuel—,


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